«Algunos se matan por 5 centímetros de tierra»

La Voz

CARRAL

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Francisco Lozano describe los conflictos que se encuentra como juez de paz de Carral

08 jun 2023 . Actualizado a las 18:19 h.

En un ayuntamiento con muchas fricciones políticas, Francisco Lozano Zapata es de los pocos que consiguen poner de acuerdo a la corporación. Así ocurrió durante el mandato recién finalizado con la renovación de su cargo como juez de paz. «Fui elegido por los 13 concejales, eso es una satisfacción para tu persona y un refuerzo para tu labor», comenta Francisco, que lleva más de 20 años compaginando el papel de juez de paz con otros proyectos personales, como la regencia de la popular cafetería Anadí [compuesta por lo nombres de sus hijos, Ana y Diego]. Fue corredor de seguros titulad y tuvo una gestoría. «Sigo con los seguros. Siempre procuré darle trabajo a la gente de mi pueblo. Mis padres trabajaron muy duro para que yo pudiera estudiar. Me enviaron a Salesianos a A Coruña. Dicen que es difícil ser profeta en tu tierra, y a Dios doy gracias por haberlo conseguido».

—¿Cómo se define en su papel de juez de paz?

—Procuro ser lo más coherente posible, que mis vecinos se arreglen de la mejor manera posible. El 95 por ciento de los casos los he conseguido resolver.

—¿Cuáles son los temas comunes en su juzgado, los pleitos que más se repiten?

—Conflictos entre vecinos por las famosas tierras, a veces algunos se matan por cinco centímetros, o el tacón de un pie. Al final, les convences de que cada uno ceda medio metro para tramos comunes. De vez en cuando, hay amenazas verbales. También afronto papeleos de partidas de nacimiento. Hay muchos emigrantes que tienen que justificar que están vivos. Luego está el registro de nacimientos, bodas civiles, y las licencias de enterramiento, que son clave porque mientras nosotros no firmamos, un cura no puede enterrar.

—¿Recuerda el caso más complicados en su juzgado?

—Son siempre cuando te tocan con íntimos amigos o familiares. Basta que haya esa relación para que las cosas se compliquen. Me tiene coincidido algún caso un poquito jorobado. Si has hecho algo malo yo tengo que aplicar la ley. Tenemos que dictar sentencia, y a alguno no le va a agradar.

—¿Ha perdido amigos?

—Afortunadamente me llevo bien con todo el mundo y eso es muy complicado. Me gusta buscar esa tranquilidad, equilibro. Intento razonar con las personas, decirles: «Mira, tuviste un mal momento, asúmelo».

—Tendrá inmensas anécdotas.

—Llevo aquí desde el 2004, cuando coincidí con mi amigo ya fallecido Germán Doval, son muchos años ya Recuerdo el caso de un conflicto de lindes. La verdad, entraron al juzgado a matarse. Afortunadamente se resolvió y hoy los hijos de ambas partes se llevan de maravilla. Hay muchas faltas de agresiones verbales, insultos. Cuando hay un juicio todo se cuenta. «Mañana tengo un caso de conciliación…», y todo el pueblo se entera. Hay quien viene con abogado. Para mí ante la ley todo el mundo es igual. Ningún vecino puede decir que me haya inclinado hacia una persona por simpatía política.

—¿Cuántas horas le ocupa este cargo a la semana?

—Ahora menos. Sé que en otros ayuntamientos van una o dos veces a la semana, pero yo iba casi todos los días, parecía un funcionario. Hasta hace poco, cuatro mínimo. Intento estar al día en todas mis ocupaciones.