El militar fue el primero de eso que entonces se llamaba provincialismo, concepto político que viene a ser el padre del regionalismo y este, del nacionalismo
21 oct 2023 . Actualizado a las 10:20 h.Ahora el episodio se estudia hasta en los colegios e institutos, pero muy de pasada. Y eso que Carral está ahí al lado. Súmesele que el pronunciamiento militar —con gran respaldo de la empobrecida población— del coronel Solís fue el primero de eso que entonces se llamaba provincialismo, concepto político que viene a ser el padre del regionalismo y este, del nacionalismo. Eran otros tiempos, porque el calendario marcaba 1846.
La historia es más o menos conocida: el coronel Solís se rebela contra un poder central opresivo, provoca la insurrección en varias ciudades gallegas (no en A Coruña, férreamente atenazada por el miedo a los fusiles del sector conservador del Ejército), se equivoca en el planteamiento militar durante tres semanas, es derrotado primero en Montouto (Teo) y luego en las calles de Santiago, se entrega y lo trasladan a A Coruña, a donde nunca llega. Ante el temor a que los coruñeses lo aclamen y liberen, lo someten a un juicio sumarísimo en Carral, lo trasladan a la iglesia de Paleo y allí lo fusilan, al igual que a un grupo de oficiales (un sargento sería pasado por las armas en Betanzos).
¿Qué queda de todo ello? Pues, desde luego, el llamado Monumento a los Mártires de Carral, en el cruce de carreteras de la villa, levantado en 1904, enorme, muy alto y muy sólido.
De ese mismo cruce parte una carretera ancha, con curvas y ascendente que lleva al cementerio. Ese es el recorrido que hizo el coronel Solís a pie —rechazó una caballería—, custodiado por soldados. Un centenar de metros antes del destino se alza un esbelto cruceiro en un entorno muy grato. Por cierto, ahí está el yacimiento arqueológico romano de Paleo, pero el profano no lo va a distinguir puesto que no hay nada excavado ni señalizado.
Y luego el visitante llega a la iglesia como llegó aquel coronel de 31 años. Fue su último viaje antes de recibir las balas del pelotón (él mismo dio la orden de fuego). El templo está puesto bajo la advocación de san Estevo, una típica obra del siglo XVIII rural. Su fachada es muy simple, rematando en una espadaña que soporta un campanario doble.
Pero ¿y las tumbas? La tradición popular dice que los fusilados moran para siempre bajo el empedrado que rodea el cruceiro, pero lo cierto es que yendo a la parte atrás de la iglesia aparecen en tierra, bien separadas, dos tumbas y una pequeña placa que reza «Sepulturas dos mártires de Carral». Un lugar al que hay que ir porque bajo esa tierra está una de las raíces de la historia de Galicia.
IGLESIA DE PALEO
48º13'28”N 8º22'07”W.
LA FOTO MÁS PERSONAL
Ante las sepulturas de los sepultados.
PARA NIÑOS
Imprescindible lección de historia.
PARA SABER MÁS
«A revolución galega de 1846». F. Tettamancy.