Copenhague: una nueva ciudad residencial cuyas plusvalías permitieron mejorar servicios

La Voz A CORUÑA / LA VOZ

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La capital danesa apostó por la financiación privada a través de la venta de suelos portuarios

05 nov 2018 . Actualizado a las 10:59 h.

La ciudad danesa de Copenhague inició a principios de los años noventa una gran transformación que todavía sigue su curso y que ha cambiado la cara de la ciudad y multiplicado sus atractivos y sus servicios. Su caso es uno de los diez que pueden verse en la exposición de La Voz de Galicia instalada en la Marina hasta el próximo 19 de noviembre y que permite conocer las experiencias de grandes urbes españolas y europeas que afrontaron procesos como el que ahora se abre en A Coruña: el de convertir los muelles sin uso en un espacio integrado en la malla urbana.

Copenhague nació como villa pesquera en torno a un puerto natural situado entre el mar del Norte y el mar Báltico. Como la mayoría de las ciudades europeas, estuvo amurallada hasta el siglo XIX. En esa centuria la urbe se expande extramuros y se ganan terrenos al mar, con nuevos muelles e islas artificiales para la instalación, sobre todo, de industrias militares y cuarteles. El frente urbano portuario se extendió hasta alcanzar una línea de más de 20 kilómetros y cerca de 1.200 hectáreas de superficie.

Como en tantos otros casos, en los ochenta la industria empezó a marcharse y el viejo puerto se convirtió en una infraestructura deficitaria y en estado de progresivo abandono. Para evitar esa decadencia, una coalición de funcionarios nacionales y locales creó un programa funcional de gestión para reformar esos grandes espacios vacíos.

Financiación

El problema para acometer un proyecto tan ambicioso era, como resulta habitual, encontrar la financiación. Copenhague decidió recurrir a la financiación privada y lo hizo tras una primera aportación pública para aumentar el valor de los activos. La venta de suelo residencial fue clave en la ciudad danesa para obtener recursos con los que ejecutar nuevos servicios.

En los viejos muelles viven hoy cerca de 40.000 nuevos vecinos. Los beneficios obtenidos con la creación del nuevo barrio de Örestad fueron reinvertidos, en 1992, en la construcción de la línea de metro que conectó el centro de la urbe con el aeropuerto. Las ventas de suelo permitieron también levantar gran puente de Sund, que une la ciudad con Malmö (Suecia) y afrontar las obras de urbanización.

Edificios singulares

La renovación de Copenhague funcionó gracias al establecimiento de un modelo con pautas claras y a la correcta integración de los nuevos espacios con el viejo casco urbano.

Además de modernos barrios residenciales y distritos financieros, en los viejos muelles se apostó por la construcción de edificios singulares con variedad de usos. La Universidad de Aalborg construyó allí instalaciones. La ópera y el Teatro Real también se ubicaron cerca del mar. El borde del agua lo tomaron los paseos y la permeabilidad se logró con multitud de puentes para peatones y bicicletas.

En Copenhague no solo se aprovecharon las riberas, sino también la lámina de agua con usos innovadores y atractivos. Se construyeron piscinas flotantes y playas de madera -en vez de arena- y se creó un servicio de buses acuáticos. Pequeños embarcadores surcan la orografía de la urbe danesa, en la que destaca la espectacular zona recreativa y de ocio creada sobre una isla artificial del parque Amager.

La ciudad nórdica, en decadencia hace cuatro decenios, es hoy una urbe moderna y polo de atracción de turismo. La mayor parte de su viejo puerto -en mayor porcentaje que otros- es ya parte de la urbe, aunque el proceso todavía no ha finalizado.

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