Dos encapuchados atracan a un taxista en Cambre con un espray de pimienta

R. Domínguez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

ÁNGEL MANSO

«Hace dos años me pusieron una pistola en la cabeza, estoy pensando en dejarlo», lamenta el conductor

09 abr 2024 . Actualizado a las 13:53 h.

Han pasado ya más de ocho horas, pero a Rafael Fernández, vecino de A Coruña, le siguen picando los ojos. En la madrugada de este martes, fue atracado cuando se encontraba trabajando en la parada de taxis de Cambre. Los asaltantes le rociaron los ojos con un espray de pimienta. 

«Estaba de turno de noche en el taxi mirando el móvil; suelo bloquear las puertas, me tocaron en la ventana del copiloto, y como estaba sentado no vi la cara, pensé que era un cliente, me giré para desbloquear y fue un visto y no visto:  abrieron la puerta y ya me lanzaron gas pimienta a los ojos», cuenta momentos después de poner la denuncia en el cuartel de la Guardia Civil. Eran las seis menos cuarto de la mañana y apenas le dio tiempo a ver que eran dos hombres «vestidos de oscuro y con la cara tapada, iban encapuchados», asegura. 

«Me empezaron a arder los ojos y me eché fuera del coche, empecé a gritar ‘policía, policía' y uno de ellos me dijo: “Como sigas llamando a la policía, te meto un tiro en la cabeza”». No sabe si por sus gritos de auxilio o porque a esa temprana hora quiso la casualidad que pasasen dos coches por la zona, pero los atracadores salieron corriendo hacia la zona de la iglesia. Rafael, con los ojos en fuego, dejó de ver, tropezó con el bordillo de la acera y cayó al suelo de rodillas. Se hizo algo de daño. 

«Me tiraron el TPV, el datáfono quedó destrozado y solo eché en falta el teléfono; creo que no les dio tiempo a coger el dinero porque salieron corriendo cuando empecé a pedir ayuda gritando todo lo que podía para que me oyese alguien, no llegaron a llevarse a la recaudación».

 Cuando pudo recuperar algo de visión, lo primero que hizo este conductor profesional fue ir a la Policía Local «pero en la comisaría no había nadie», lamenta. Acto seguido, acudió al cercano centro de salud, donde trataron de aliviarle la mirada con suero y medicación. «Ahora ya estoy mejor, pero aún tengo los ojos bastante irritados; en el ambulatorio me dejaron un teléfono para llamar a la Guardia Civil, que vinieron hasta allí y me aconsejaron que pasase después por el cuartel a poner la denuncia, a partir de las nueve de la mañana porque también está cerrado de noche», lamenta Rafael. Así lo hizo después de aprovechar el tiempo esperando a que abriese en gestiones para anular contraseñas «por si acaso». «En Cambre estamos totalmente desprotegidos», dice sobre la falta de efectivos de las fuerzas de seguridad fuera del horario diurno.

 Con 63 años y después de 24 de servicio al volante, este coruñés del barrio de las Flores dice que hasta hace un par de años no había pasado ningún mal trago haciendo su trabajo. «Solo alguna tontería, pero hace dos años me pusieron una pistola en la cabeza», recuerda. Fue en la última Nochevieja con mascarilla y después de llevar hasta Pravio a un joven que, además de ir con la boca tapada, vestía con capucha. Cuando llegaron hasta allí  «me agarró por detrás y ya noté la pistola en la sien, quería la recaudación». «Sí, estoy pensando en dejarlo, estoy mirando a ver si me jubilo y dejo la parada», concluye el taxista.