El gasto de estudiar fuera para los coruñeses: en Santiago y Ferrol compensa ir y volver; en Vigo, alquilar

Ana González / C. Devesa A CORUÑA / LA VOZ

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ANGEL MANSO

Los universitarios deciden ahora si compartir piso con rentas en máximos históricos o usar el transporte, aunque el tren deje de ser gratis

16 jun 2024 . Actualizado a las 22:39 h.

Tras haber recibido esta semana su nota de selectividad, los futuros universitarios coruñeses se embarcan en una nueva aventura. Y sus padres en un buen gasto. Muchos chavales se van a otras ciudades de Galicia para estudiar las carreras que desean y eso no es barato. En los últimos años el tren fue la opción predilecta para el traslado diario a universidades de urbes cercanas debido a la gratuidad de los billetes de media distancia que implantó el Gobierno central y que durará, como mínimo, hasta diciembre de este año. Pero se desconoce si esta ayuda se prorrogará en el 2025, por lo que ahora las familias deben calcular las posibilidades más económicas: residencias de estudiantes, viviendas compartidas o ida y vuelta en bus o tren.

Alquilar un piso para vivir con amigos, hermanos o incluso con desconocidos ha sido desde hace años una opción común para habitar en una nueva ciudad durante los años universitarios. Pero esta alternativa que parece tan simple —y que antes era mucho más económica que una residencia privada— se ha vuelto un auténtico infierno, ya que el mercado inmobiliario atraviesa su peor momento.

Pocos pisos y costosos

«Los pisos en alquiler en ciudades como Santiago de Compostela o Vigo están en mínimos y toda la presión de buscar un piso de estudiantes se deriva a los ayuntamientos limítrofes», explica el presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), Benito Iglesias. Además, el hecho de que sean tan pocas las viviendas del circuito de comercialización hace que los precios sean cada vez más elevados.

Santiago, hasta 500 euros

Tres ciudades a las que van a estudiar muchos coruñeses por su oferta diferente a la de los campus de Elviña y A Zapateira son Ferrol, Vigo y Santiago. Precisamente, la horquilla de precios de alquiler para compartir vivienda en la capital gallega va de los 220 euros al mes por persona a los 500 euros, según se desprende de un análisis de la oferta en la web Idealista, uno de los principales portales inmobiliarios. El importe varía, por supuesto, en función del número de habitaciones del piso y de la zona en la que se ubique. La predilecta en Santiago es el Ensanche por su cantidad de servicios y su cercanía al campus sur. En ese céntrico barrio cercano a la estación intermodal ya hay varios pisos de tres habitaciones que sobrepasan los mil euros. El reparto saldría a más de 300 euros por inquilino y gastos aparte, claro.

La situación del arrendamiento hace pensar que saldrá más rentable para los coruñeses ir a estudiar a la USC en tren, aunque se acabe el bono que deja los viajes gratuitos. Cada trayecto dura 28 minutos y vale 7,6 euros en Avant, pero se reduce a 6,10 al adquirir ida y vuelta. Por lo tanto, si un estudiante va y vuelve de A Coruña a Santiago todos los días de lunes a viernes se gastará en transporte 240 euros al mes, que podrían reducirse si utiliza en algún momento un tren regional (5,05 euros) o si le conceden alguna otra ayuda, como el descuento por el carné joven. En bus valdría 268 euros sin bonificaciones, pero se trata de un viaje de una hora solo la ida o la vuelta. De esta comparación se deduce que para un coruñés es más barato vivir con su familia e ir a la universidad en tren. Es un medio rápido, aunque podría extenderse el trayecto para el que viva muy lejos de la estación.

Vigo, la más cara

Según los datos de Fegein, los alquileres más caros de estas ciudades están en Vigo, con una media de 9,8 euros por metro cuadrado en junio, el precio máximo de la serie histórica. Al hacer una búsqueda de pisos o habitaciones en viviendas compartidas, el coste de los alquileres oscila entre los 230 y los 500 euros por persona. Incluso se puede encontrar algún hogar que sobrepase ese rango, como uno que se anuncia en la avenida García Barbón por 1.200 euros, con dos dormitorios, es decir, 600 por habitante.

Aun así, la opción de ir en un día a Vigo y volver es poco apetecible, pues no solo es un viaje muy largo (una hora y 20 en tren y dos horas y media en bus), sino que, sin descuentos de transporte, sale más caro que un alquiler: 576 euros al mes por carretera y 598 en ferrocarril.

Ferrol, el bus a 186 al mes

Una ciudad que puede originar dudas en la decisión es Ferrol, ya que está muy cerca y a priori puede parecer lógico hacer el camino en el mismo día, pero la verdad es que el transporte público en este caso destaca por su ineficacia. El autobús llega en 45 minutos —el que va por la autopista, con 10 frecuencias diarias— y tiene un coste de 4,65 euros solo ida, por lo que el precio de viajar todo el mes asciende a 186 euros. Mientras, el tren se demora una hora y 18 minutos (según pone en la web de Renfe) y el billete tiene un precio de 5,05 si se adquiere ida y vuelta, es decir, 202 euros mensuales.

Muchos estudiantes aguantan el transporte, pero otros optan por compartir piso en Ferrol. Lo cierto es que en comparación con las otras dos ciudades analizadas es la más barata, pues el rango de alquiler por persona está entre los 200 y los 330 euros. Una de las viviendas más costosas que figura en Idealista está en Zona Ultramar y vale mil euros, con tres dormitorios, lo que supone 333 euros por habitante. Uno de los más baratos está en calle Fontemoura y se alquila por habitación: 200 por persona para un total de cuatro residentes. Teniendo en cuenta que a estos precios hay que sumar los gastos de luz y agua, así como todo lo que conlleva vivir fuera de casa, en el caso de Ferrol sale a cuenta el transporte público, sobre todo el autobús, que es más rápido y más barato.

Viejos y con humedades

Entre los estudiantes que optan por alquilar en Santiago está Marieta Liñeira. «Me gradué este viernes en Psicología. Este curso estuve en un piso con otras dos personas por 700 euros, es decir, 234 euros cada uno», indica la joven, que cambió de vivienda cada curso. «Uno estuve fuera, de Sicue, por lo que dejé el piso. Otra vez fue por cambiar de compañeros», expone la chica, que añade: «El primer año estaba en uno más moderno y algo más barato, 650 para tres. Ahora son todos más caros y peores». A la hora de encontrar casa ha visto de todo. «Llegas a pisos que no deberían alquilar, son viejos y tienen un montón de humedades», lamenta. «Estoy esperando a saber si me dan plaza en el máster. No lo sabré hasta finales de julio y para entonces ya no habrá casi nada libre. Las inmobiliarias ya te preguntan en mayo si vas a seguir o no en el piso para poder alquilar los que se liberen y el 1 de julio es cuando todos empiezan a buscar». Así, si entra en el máster y no consigue vivienda irá y volverá en el tren. «Espero que mantengan el bono gratuito», dice.

Sagrario Jiménez es asesora inmobiliaria.
Sagrario Jiménez es asesora inmobiliaria. CESAR QUIAN

Sagrario Jiménez, asesora inmobiliaria: «Los inquilinos no se mueven porque saben que ahora pagarán más por algo peor»

Dice que este mes no tiene ni un solo piso para alquilar. «Estamos a cero. Hace cuatro o cinco años esto era impensable», indica Sagrario Jiménez, asesora inmobiliaria. La profesional apunta que en la actualidad «los inquilinos no se mueven». «Algunos quieren cambiar de zona, pero no se atreven porque saben que pagarán más por algo peor a lo que tienen en la actualidad».

Esa situación es la que viven los estudiantes, que optan por conservar el mismo piso durante todos los años de formación. «Tengo uno alquilado de cuatro dormitorios y estaban cuatro personas, se va una y a los otros tres les compensa seguir pagándolo que buscar otro. Han mirado por si acaso, pero los pocos que están libres son más caros», señala Jiménez, que añade: «Pagan 800 euros y entre tres les saldrá algo menos de 270 euros. Han ido a ver uno que era muy viejo y no tenía buenas condiciones». Ante ese panorama, los nuevos estudiantes recurren a buscar habitaciones que queden libres en pisos compartidos.

La escasa oferta explica el alza de los precios. «Desde hace un par de años casi no hay viviendas para alquilar por lo que las rentas han subido mucho», señala la experta, que añade: «Ahora, un mes me pueden entrar tres o cuatro viviendas y se alquilan en un par de días. Antes, teníamos unas diez y algunas estaban en cartera varios meses».

Para la profesional, el auge de las viviendas de alquiler turístico explica la reducción de los pisos disponibles en renta ordinaria. «Un 20 % de las que gestionábamos se ha pasado a esa modalidad», dice Jiménez, que añade que otros propietarios han optado por vender. «Hace poco vendimos uno que estaba alquilado. El inquilino ejerció su derecho de adquisición preferente. Me dijo que la hipoteca le quedaba 120 euros más barata que lo que pagaba antes por el alquiler», señala la experta.