![Marcela y Elisa inmortalizaron el día de su boda en el estudio de José Sellier. Sin esta foto, la repercursión internacional del enlace, el del «primer matrimonio sin hombre», no huebiera sido lo mismo](https://img.lavdg.com/sc/rLiSsEYTa1Ekn4fIVIFzSSbQC-s=/480x/2019/09/04/00121567585621499978433/Foto/marcelaok.jpg)
En San Valentín nos fijamos en los letreros que nombran algunas calles, testigos de la otra cara de nuestro pasado
14 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Juana de Vega termina donde comienza la plaza de Mina. Una de las calles más céntricas de A Coruña lleva por nombre el de una de sus figuras más ilustres. «No século XIX, non hai outra muller ao seu nivel en España», sentenció su biógrafo, el historiador y profesor de la Universidade de Santiago (USC) Xosé Ramón Veiga. El docente también destacó en su libro Juana de Vega, condesa de Espoz y Mina. Facer do século (Editorial Galaxia), otro aspecto de la escritora e intelectual, «estaba moi namorada».
A diferencia de la norma no escrita pero impuesta en las familias de la alta sociedad, el matrimonio de Juana de Vega no se debió a intereses ni acuerdos familiares. Juana de Vega se casó por amor con el militar liberal navarro Francisco Espoz y Mina. El mismo cuyo apellido bautiza la plaza en la que desemboca la calle de Juana.
Aunque miles de personas pasan a diario por estas direcciones, muy pocos, seguro, levantan la vista y se fijan en estos detalles. ¿Cómo se quedarían al saber que la condesa de Espoz y Mina conservó el cuerpo sin vida de su marido en casa, pertinentemente embalsamado? ¿O que dispuso que fuera soterrada con el corazón de su amado? Para los que tengan dudas, solo tienen que acercarse por el cementerio de San Amaro y pararse a leer el mensaje grabado en el panteón familiar. Aunque los restos de Espoz y Mina se trasladaron a Navarra, un órgano suyo quedó en la ciudad con su mujer. «Cuyo corazón se halla aquí», sentencia la lápida de Juana.
Ella lo amó y defendió en vida como héroe militar de la revolución liberal del XIX y el callejero ha querido mantenerlos unidos más allá de la muerte.
La ciudad esconde más relaciones de pareja, inadvertidas para el común de los viandantes. Una de las más sutiles es la del empresario y filántropo Eusebio da Guarda. Aunque la calle que lleva su nombre se encuentra en el barrio de Os Mallos, para los coruñeses Eusebio da Guarda es sinónimo del colegio e instituto que llevan su nombre en la plaza Pontevedra. Plaza donde le colocaron una escultura, en reconocimiento a sus aportaciones para la construcción de diferentes instalaciones, como ambos centros educativos.
Mucho más discreta es la travesía que discurre paralela a esta plaza y que lleva el nombre de Modesta Goicouría. Su esposa, y también la viuda del armador para el que trabajaba Eusebio da Guarda. Modesta era once años mayor que Eusebio y también poesía una importante fortuna gracias a los negocios de ultramar de su difunto marido.
Marcial del Adalid y Fanny Garrido son otro de los matrimonios grabados en nuestras calles. La del compositor, considerado como padre de la melodía gallega, está en el Ensanche, saludando al puerto. La de la escritora y traductora Fanny Garrido, cuyo nombre real era Francisca González Garrido, está un poco más lejos, en O Peruleiro, pero también muy próxima al mar, cerca del estadio de Riazor. Su primer marido, el compositor coruñés, musicó muchos de los poemas que escribió Fanny.
Ella fue amiga y coetánea de una grande de nuestras letras. Emilia Pardo Bazán también tiene calle en A Coruña, en el Ensanche, así como su íntimo amigo el pintor Joaquín Vaamonde. En realidad, ambas vías están muy cerca, a unos metros, junto a la plaza de Vigo. Y, aunque se llegó a especular mucho con la buena relación que mantuvieron, Emilia se inspiró en él para el protagonista de La quimera y él la retrató a ella, lo que los unía era una fuerte amistad.
Otro de los matrimonios con nombre propio en el mapa de la ciudad es el de la escritora Rosalía de Castro y su marido, Manuel Murguía. Ambos nombran dos de las arterias de A Coruña. Ella una comercial y él una deportiva.
Por último, en el día de San Valentín, no nos podíamos olvidar de una de las historias de amor más intensas e inolvidables, la que protagonizaron Elisa y Marcela. El primer matrimonio sin hombre entró en la guía de las calles coruñesas en el verano del 2018. Están en San Roque de Afuera.