Facultad de Medicina: sentir común y sentido común

Maite Flores CATEDRÁTICA DE ÓPTICA DE LA UNIVERSIDADE DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

01 ago 2025 . Actualizado a las 20:01 h.

A comienzos de los noventa en Galicia se decidió segregar de la Universidade de Santiago las  de A Coruña y Vigo. Quería dar respuesta a un incremento de la demanda educativa superior. Las tres universidades conformaron un Sistema Universitario Gallego (SUG) del que nos sentimos orgullosos. Se buscaba, mediante el diseño de un mapa de titulaciones, que cada universidad se especializase en ámbitos de conocimiento diferenciados. Esta hoja de ruta se modificó dando respuesta a los intereses de cada una. Hoy se constata que las titulaciones que se han duplicado o triplicado no han alcanzado los resultados esperados en términos de excelencia. 

Ahora se vuelve a poner sobre la mesa la posibilidad de crear nuevas facultades de Medicina. Se trataría de un tema superado si se hubiese hecho evaluación de qué ha pasado con otras titulaciones que se han dividido.

La política de investigación de la UE lleva años exigiéndonos que sumemos fuerzas. Sabemos que es obligatorio integrar no solo grupos de investigación, sino también universidades, instituciones y países para presentar propuestas ganadoras en convocatorias altamente competitivas.

El sistema universitario gallego cuenta con centros de investigación en temáticas punteras, que aspiran a ser referentes internacionales. La reivindicación de crear nuevas facultades va en una dirección diametralmente opuesta, tal vez hacia la irrelevancia. Crear posibles unidades docentes compartidas en los últimos años de carrera no puede ser el germen de futuras facultades.

Se argumenta que la USC no puede acoger al alumnado que querría estudiar Medicina. Este año recibió 4.415 solicitudes, de las cuales 1.123 son autóctonas. ¿Es posible cubrir esta demanda con una oferta de 50 o 100 plazas más? ¿Cuántos médicos necesitamos formar?

Cada año alrededor del 25 % de los mejores expedientes se marchan de Galicia para cursar estudios en otras comunidades. No deberíamos debilitarnos en una guerra por crear más facultades, sino unir esfuerzos en ofrecerles aquí lo que buscan fuera, en retener este talento.

El capital humano de la Facultad de Medicina y los hospitales públicos de Galicia ha formado profesionales reconocidos mundialmente. La facultad cuenta con 1.380 investigadores estables y otros 400 con contratos conseguidos en convocatorias competitivas. Los más de 50 millones de euros de ingresos anuales captados por nuestros prestigiosos centros de investigación, Cimus e Idis, no son casuales, sino fruto de una trayectoria consolidada.

¿Por qué si los profesores e investigadores entendemos que la forma de ser un referente internacional es atraer e incorporar talento, independientemente de su procedencia, algunos proponen ahora dividir en vez de sumar? Esto no es un problema matemático. ¡A ver si la suma de tres va a dar menos que uno! Es lo que ha sucedido en Galicia en otros ámbitos. Por ejemplo, mientras nuestros aeropuertos compiten entre sí, cada vez volamos más desde Oporto. Basta comparar el número de pasajeros. En el 2005 los tres aeropuertos gallegos sumaban 2,7 millones y el portugués 2,5 millones. Hoy la situación se ha invertido: 5,9 frente a 16 millones. Al mismo riesgo nos expone la división de titulaciones. Nadie discute que Arquitectura es un referente en A Coruña, que Ingeniería de Telecomunicaciones lo es en Vigo, o que Veterinaria lo es en Lugo. Una hipotética división de estas titulaciones entre las tres universidades solo debilitaría nuestro sistema universitario.

Por otra parte, pensar en dividir, multiplicando el gasto, es no tener en cuenta que los fondos, además de limitados, son públicos.