Lucas Villarquide: «Me siento valorado a pesar del poco tiempo que llevo aquí»

Olga Suárez Chamorro
Olga Suárez LA VOZ / A CORUÑA

CORUÑESES

Este ingeniero trabaja para una consultoría medioambiental en el Reino Unido

25 ene 2020 . Actualizado a las 15:19 h.

«Lucas tiene un currículo muy bueno, se llevó el premio al mejor estudiante del máster, intentó conseguir trabajo aquí, pero se tuvo que marchar». Dolores habla con orgullo de su hijo, ingeniero químico medioambiental que vive desde hace cinco meses en Shrewsbury, «una preciosa ciudad cerca de Birmingham, una de las pocas que no bombardearon los alemanes en la Segunda Guerra Mundial y que conserva un patrimonio fantástico de los Tudor», cuenta ella. Lucas Villarquide trabaja para una consultoría ambiental multinacional. En concreto, su equipo está especializado en el tratamiento de aguas residuales industriales. «Asesoramos a grandes clientes por todo el país y operamos varias plantas de tratamiento de efluentes industriales», explica; eso le obliga a viajar bastante a ver plantas depuradoras por las Midlands (desde Mánchester hasta el sur).

Esta misa semana estuvo en Plymouth. «Me gusta pensar que ayudamos a nuestros clientes a reducir su impacto ambiental de la forma más eficiente posible».

Pese al poco tiempo que lleva, Lucas ve que reconocen su trabajo, «siempre se me ha tratado con respeto y consideración, mis superiores me escuchan y me siento valorado a pesar de lo poco que llevo en la empresa».

«A no ser que Johnson decida desmarcarse de la legislación ambiental europea y deje al sector privado hacer lo que quiera, lo que veo improbable, mi trabajo no corre peligro»

Aunque la presencia de personal cualificado europeo en las firmas británicas es habitual, no es el caso de la suya: «De 30 personas solo representamos a la UE un griego y yo». Y no está preocupado por cómo puede influirle el brexit. «A no ser que Johnson decida desmarcarse de la legislación ambiental europea y deje al sector privado hacer lo que quiera, lo que veo improbable, mi trabajo no corre peligro».

Antes de instalarse en esta ciudad del condado de Shropshire, Lucas ya vivía en el Reino Unido, pues el posgrado del que habla su madre lo cursó en Glasgow: «la verdad es que fue un cambio grande y echo de menos Escocia, pero no me puedo quejar en absoluto».

Mucho tendrían que cambiar las cosas para que este coruñés de 24 años volviera a España, y más a Galicia: «Cuando estaba buscando trabajo, el 90 % de las ofertas en mi campo eran en Cataluña, el País Vasco o Madrid»; por no hablar del poder adquisitivo de los jóvenes, «es incomparablemente inferior al de otros muchos países europeos», reconoce.

Antes de irse, además del Reino Unido, consideró Canadá, Irlanda, Australia o Nueva Zelanda como destinos donde labrarse un futuro. «Llevo años concienciado de que me iba a tener que ir a probar suerte a otra parte. Mis abuelos hicieron lo mismo, marchándose primero a Uruguay y luego a Brasil. Nunca le tuve miedo a estar lejos de casa, porque al final, va a valer la pena».