«Mi abuela es un mar de lágrimas desde que se escapó la perra»

T. Silva CULLEREDO / LA VOZ

CULLEREDO

La perra desaparecida en el lugar de Folgueira, en Castelo (Culleredo)
La perra desaparecida en el lugar de Folgueira, en Castelo (Culleredo) atr

Una familia de Culleredo se ha volcado en la búsqueda de Mika, una sabueso de seis meses perdida en la zona de Castelo

09 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El año se torció muy pronto en casa de Aída. Desde el 3 de enero, esta mujer de 88 años sale cada día en busca de Mika, una perra sabueso que abandonó la casa esa mañana en una rutina habitual pero esta vez sin realizar el camino de vuelta. La vivienda se ubica en la parroquia de Castelo, Culleredo, por donde Aída y su familia han puesto carteles con una fotografía de Mika.

A su nieta Carla le impactó tanto la tristeza en la que se sumió su abuela que hasta publicó un anuncio en La Voz de Galicia para dar mayor difusión y esperanza. «Hay una abuelita de 88 que está muy triste», se leía en la página. «Y sigue triste, la abuela es un mar de lágrimas cuando se acaba cada día y seguimos sin encontrar a Mika», relata la nieta. «La perrita era su compañía, se ponía en su camita al lado de su sillón y veían la tele juntas, era muy juguetona, solo tiene seis meses, a veces le rompía los tiestos pero mi abuela decía que no le importaba, que le daba mucha alegría tenerla en casa», señala Carla, que pide a cualquiera que haya visto a la perra de la fotografía que no dude en llamar al 608 620 484 o al 981 670 930. Cuando desapareció, en el lugar de Folgueira, tenía un collar verde.

Fue precisamente Carla quien descubrió a Mika hace casi seis meses en medio del monte, junto a otros cinco cachorros. «Estaban allí abandonados y los rescatamos, me quedé con dos pero Mika acabó en casa de mi abuela», relata la joven, quien asegura que han peinado toda la zona, e incluso han acudido a llamadas de lugares bastante apartados. «Nos llamaron diciendo que la habían visto en Herves (Carral), nos extrañó muchísimo que pudiera cubrir esa distancia, pero fuimos igualmente», explica. Y en eso se ha convertido su inicio de año, en acudir cada mañana a alguna zona gritando el nombre de Mika. «Mi abuela se apunta incluso para ir al monte Xalo, donde sea, la echa muchísimo de menos», explica.

El 3 de enero por la mañana Mika se alejó de la casa siguiendo a otro perro de la zona, un gesto habitual que no hizo despertar ninguna alarma. «Era su vueltita pero ese día no regreso», recuerda. Este lunes de frío también aumenta sus preocupaciones por la salud de la perra. «Por favor, si alguien la tiene, que nos la entregue, es vital para mi abuela», concluye Carla.