María Saqués y Simón Rodríguez, padres de acogida: «Aunque sea algo temporal, merece la pena por lo feliz que haces al niño»
CULLEREDO
En enero sumaron a su familia con dos hijos a una pequeña de 8 años
09 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.En la provincia coruñesa son 160 las familias acogedoras con las que actualmente viven 119 niños, mientras que otros 20 están a la espera de encontrar un hogar temporal, según datos de la Cruz Roja. En el grupo de los que han podido salir del centro de menores está una pequeña de 8 años que ya forma parte de la familia de María Saqués y Simón Rodríguez.
La pareja y sus hijos, Héctor y Mara, de 14 y 11 años respectivamente, viven en Vilaboa (Culleredo) y descubrieron la medida por la menor de los hermanos. «Lleva cuatro años asistiendo a un campamento granja-escuela en Negreira, con el que colabora la Asociación Galega de Familias de Acollida (Acougo). En él conoció a dos niñas que le contaron que estaban acogidas con una familia de Ribeira», expone María, que a raíz de ello buscó información. «Contacté con la entidad y me derivaron a la Cruz Roja, desde donde gestionan el programa de Familias Acogedoras de la Xunta. Nos inscribimos e hicimos un curso. Es un proceso largo, de un año casi. Al acabar la formación te dan un mes para que decidas si sigues adelante o no. Tenía clarísimo que sí al momento», dice María. Así, en enero ampliaron la familia. «Es una más. Comparte habitación con mi hija, que para ella es su referente».
El matrimonio destaca el carácter responsable de la niña. «Es muy madura y nos ha enseñado a valorar las pequeñas cosas del día a día. Por ejemplo, mis hijos agradecen el salir una tarde a merendar fuera, pero ella valora el estar todos juntos en casa. Todos los sábados hacemos plan familiar, de peli y cena, y ella es superfeliz con eso», apunta María, La niña vivió con ellos muchas de sus primeras veces, «Tras el curso, hicimos una adaptación y pasó las Navidades con nosotros. Para ella estar veinte personas celebrando juntas, dándose regalos... fue algo novedoso. No por los detalles, sino por sentirse arropada en familia», explica la madre de acogida, que relata que este verano viajaron a Lanzarote. «Fueron sus primeras vacaciones y la primera vez que se subió a un avión. Estaba emocionada. Ahora, tenemos una boda y es la que más contenta está, ya que nunca ha ido a ninguna».
La familia también subraya la actitud colaboradora de la pequeña. «Si me ve tendiendo la ropa me pregunta si me ayuda, dobla sus prendas y las de mi hija, hace su cama... Se nota que está acostumbrada a las rutinas del centro, que tienen que estar muy marcadas, ya que son muchos niños».
Desde que llegó al hogar de la familia, la pequeña ha pasado por varias etapas. «En el curso te explican que son niños con muchas estrategias, en el sentido de inteligentes. Al inicio quieren agradar, después, hay una fase en la que te prueban, de forma que dicen: “Voy a montar una perrencha a ver si me devuelven al centro o si realmente me quieren”. Cuando se dan cuenta de que no los vas a abandonar porque un día te digan: “Ya voy”, pero tarden diez minutos en irse a lavar los dientes, o cualquier cosa, ya son ellos al cien por cien porque se sienten seguros y queridos», dice María, que relata una anécdota: «Nos contó que un compañero del centro le decía: “Vas a volver pronto”. Porque él y su hermana tuvieron la mala suerte de irse con una familia que a los dos meses se tuvo que mudar por trabajo».
Animan a otras familias a acoger
Sobre el futuro, María dice que prefiere no pensar. «Sabemos que es temporal, pero no por cuánto tiempo. Si se va, lo pasaremos mal, pero no podemos ser egoístas. El acogimiento merece la pena por lo feliz que haces a ese niño ese tiempo. En la balanza pesa lo positivo». Por ello invita a otros a sumarse al programa. «Nos dicen: “Yo no podría sabiendo que se va a ir”. Pero sí se quiere, se puede». Otra de las preguntas que les repiten es de dónde es la niña. «Muchos piensan que los menores en acogida son extranjeros, pero hay muchísimos niños españoles».