Rocío Alfonso Pita: «Mi hija Inés solo sonríe cuando corre»

Loreto Silvoso
LORETO SILVOSO A CORUÑA / LA VOZ

ELLAS

EDUARDO PEREZ

A pesar de las dificultades, no se pierde una carrera. Hoy va a por la media maratón

16 feb 2020 . Actualizado a las 13:34 h.

La felicidad para Inés es correr. Aunque carece de palabras, se expresa mejor que nadie cuando se sienta en su carro de running: ríe a carcajadas, grita, se agita. Sabe que ha llegado la hora de entrenar. Hoy toca preparar la media maratón y el reto es enorme. A pesar de que lleva 36 carreras ininterrumpidas junto a su madre Rocío, estos serán los primeros 21 kilómetros para las dos.

-¿Qué es correr para Inés?

-Es lo más maravilloso del mundo. Inés, en carrera, es como el rey Midas. Todo lo que toca lo convierte en felicidad.

-Va repartiendo sonrisas.

-Es que no solo ella se transforma. Transforma a todos los corredores que van a su alrededor.

-¡La felicidad era esto!

-¡Y qué fácil es! Con los años te das cuenta de que te sientes mejor regalando que tomando. Estamos en el camino correcto.

-¿Cómo les entró el gusanillo del «running»?

-Empezamos hace seis años en el circuito de Coruña Corre. Yo hacía deporte de equipo, pero nació el pequeño y, de repente, me vi con tres hijos; uno de ellos, Inés. [La niña, con 12 años, tiene síndrome de Cornelia de Lange y trastorno del espectro autista]

-¿Qué deporte practicaba antes?

-Jugaba al fútbol, al pádel... Toda mi familia es muy deportista. Es una sana forma de vida que nos une. Yo creo firmemente en los valores del deporte. Es compañerismo y es acostumbrarte más a perder que a ganar.

-Sobre todo en el atletismo...

-Sí, que aunque corras muy bien, solo ganan tres. El deporte es como la vida misma. Se lo digo siempre a mis hijos. Hay que luchar, hay que sufrir, pero al podio suben solo tres. Y los demás, a tratar de mejorar la posición.

-Pues la discapacidad es una carrera de obstáculos.

-Fíjese, yo creo que la discapacidad es una prueba que se nos pone a la sociedad. Y muchas veces fallamos.

-¿En el deporte también?

-No, con el deporte nos ayudan muchísimo.

-¿Y esa llamada que hubo desde el Ayuntamiento? El tema llegó al último pleno municipal.

-Fue un malentendido, pero le damos las gracias al Concello por hacernos partícipes de esa inclusión. No queremos entrar en guerras políticas, lo nuestro es correr y pasarlo bien como ciudadanos.

-Según el reglamento, no pueden participar menores de 18 años.

-Así es, pero desde la última Coruña 10 hay un apartado en el artículo 7 que pone que los menores con discapacidad sí que pueden participar.

-Participar, no competir.

-No, competir, no. Ella no lleva dorsal. El dorsal lo llevo yo. La confusión empieza cuando creen que quiero llevar a Inés a competir, pero no. Aquí me acompaña. Lo que pasa es que hasta ahora te descalificaban.

-En fin, ¿os sentís apoyados?

-Con esta concejalía notamos un cambio para bien. Creo que con este nuevo gobierno se vuelve a apostar por el deporte y por la inclusión. Es algo nuevo y todos tenemos que adaptarnos, en vocabulario y en formas.

-¿Cómo está la situación en otras ciudades?

-Hay ciudades en las que te regalan el dorsal, la comida o te facilitan el vehículo para que este carro pueda llegar a la zona de salida. Es que esto es realmente una labor social. La discapacidad da más trabajo, eso es verdad, pero aquí sentíamos un poco que molestábamos.

«En el monte incluso nos hemos caído, pero es de emociones fuertes»

A sus 12 años, Inés López (A Coruña, 2007) es una veterana de las carreras. Ha participado junto a su madre Rocío Alfonso (Sanxenxo, 1975) y el resto de su familia en las últimas 36 competiciones de A Coruña. Incluso ha competido en trails de montaña, como el Costa Doce de Sada o el de Carnota, aupada por porteadores en un terreno tan duro como el monte Pindo.

-Sin barreras y feliz, ¿no?

-Sí. Es que Inés es de emociones fuertes. De hecho, a ella le gusta más el monte, con esas bajadas, esas subidas... Y eso que, cuando vamos a la montaña, ¡hasta nos tenemos caído!

-No siempre van con la silla.

-Muchas veces la llevamos de la mano. Luego decidimos probar con la silla, empujándola nosotros y, como le gustó, decidimos apostar por la media maratón, que así son más kilómetros de disfrute para ella. [Sonríe]

-21 kilómetros empujando un carro así, tiene que ser duro.

-Ya, pero tengo mucho fondo. Llevo tiempo haciendo carreras y no me cuesta tanto. Además, contamos con voluntarios, nos vamos turnando durante la carrera.

-¿Cómo son los entrenamientos?

-Sobre todo hay que practicar el estado de forma de los brazos.

-Correr sin moverlos es complicado, claro. No te puedes apoyar en ellos para empujarte cuando más lo necesitas.

-Te acostumbras, pero sí, al no poder bracear, se te acaban cansando los brazos y la espalda.

-¿A qué ritmo irán hoy?

-Iremos a un ritmo suave, a 6 minutos el kilómetro o así, para entrar bien en la meta. Contamos con llegar a la meta a las dos horas o dos horas y cuarto.

-E se chove?

-Llevamos un plástico y hemos practicado en condiciones muy adversas en carrera. E se chove que chova! [Risas]

Diversidad en la meta: «Las piernas las ponemos nosotros. Ellos solo ponen su alegría», comenta su madre.

 Con el apoyo de Enki: Hoy nace Marines, la unión de Inés y Mario, otro menor con diversidad funcional cuyo padre lleva tiempo peleando para lograr su incorporación en las carreras populares.