Un grupo de vecinos de Miño relata que la destrucción del meteorito les recordaba «a aquel cohete que explotó en el aire, el Challenger»
29 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.A unos metros de la Playa Grande de Miño está uno de esos rincones paradisíacos que sus usuarios quieren conservar lo más discreto posible. El enclave, desde el que un grupo de vecinos vieron en la tarde-noche del pasado jueves cómo un bólido entraba en la atmósfera y se desintegraba, lo cubre un cuidado césped, lo protege de la carretera una higuera y un pequeño seto y le da sombra una fructífera viña. Con las tareas de vendimia seguían ayer pequeños y mayores, recordando lo que habían visto el día anterior, cuando estaban a punto de dejar de recoger las uvas. «Me senté en esa silla para fumar un pitillo y lo vi primero entre la higuera y después pasar como si fuera por encima de esa casa», recuerda una de las vecinas señalando la casa del otro lado de la carretera de dos plantas de alto. Esta mujer explica que el objeto era blanco en el centro, rojo alrededor y dejaba una estela «que cubría casi todo el arco de cielo que se ve desde aquí». Una adolescente sostiene que siguió la trayectoria del objeto luminoso, viéndolo explotar «y caían chispitas como esas que caen cuando echan los fuegos artificiales», comenta sorprendida. Otro de los pequeños no pudo evitar el llanto cuando se enteró de lo ocurrido y el consuelo de que algún día ya lo volverá a ver tampoco le consoló demasiado. Andrés Quintás, que atiende el bar al que da nombre su apellido, confirma la dimensión que da otra de las jóvenes que lo vio y resume: «Era del tamaño de un balón de fútbol y vimos como explotaba y caían trocitos, que debían ser ceniza o algo así». Quintás apunta hacia una imagen de la que el pasado 28 de enero se cumplieron veinte años: «A mi me recordaba aquel cohete que explotó, el Challenger, porque este hizo exactamente lo mismo». Por el momento no aparecieron restos.