
Ardóbriga pide que Miño y Pontedeume se impliquen en un plan director
20 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El reciente anuncio de que Miño y Pontedeume pretenden poner en valor el castro de Centroña, cuya superficie se distribuye entre ambos municipios, ha vuelto a poner en el punto de mira un yacimiento arqueológico poco conocido, en estos momentos en manos particulares y con una conservación en entredicho.
«Levamos cinco anos esperando este movemento», explica Antón Prego, presidente de la asociación cultural Ardóbriga, creada en el 2008 para protección del patrimonio, y que lleva el nombre de la ciudad atribuida por el filólogo Millán González-Pardo al castro de Centroña. En el 2000, Prego y Ramón Infante López había entregado en ambos concellos, además de publicarlo en la revista eumesa de estudios Cátedra, el informe O castro de Centroña/Perbes actualidade e futuro. En sus 32 páginas ponían de manifiesto la situación del yacimiento y la necesidad preservarlo.
«Ten un potencial cultural tremendo e é un activo importante e tiñan que implicarse ambos concellos», recalca Prego, que reconoce que «é un avance que digan que van facer unha sinalización e un levantamento topográfico», ya que por el momento hubo pocos y el castro ha sufrido importantes daños. Sin embargo, cree que la línea a seguir tiene que ser más ambiciosa. «Hai que ir mercando as propiedades e facer unha estratexia a longo prazo», considera. Explica que hay quien ya se ha mostrado dispuesto a vender, porque les supone un coste mantener una propiedad muy limitada para su explotación debido a su carácter patrimonial.

El castro de Centroña, situado en un gran mirador a 194 metros de altitud, ocupa 4,1 hectáreas, que se extendería hasta las 7,8 con el área de protección. Cualquier movimiento en la zona debe estar supervisado por un arqueólogo. A la hora de hacer una comparativa, que permita encuadrar lo que supone este castro, Prego no duda al señalar que «podería ser tan importante coma o de Elviña».
Aunque tendría cualidades para ser declarado bien de interés cultural y desde Ardóbriga se lleva años reclamando, Prego admite que «hoxe por hoxe sería complicado que se lle concedese esa figura, pero se se avanzase na súa protección pensamos que ía ben acaída», explica. Por el momento, figura como ben catalogado por la Dirección Xeral de Patrimonio. «Non é un castro calquera», advierte. «Os temas de patrimonio sempre quedan os terceiros ou cuartos en canto ás prioridades, quedan postergados e non se dan feito», cuestiona.

Prego estima que lo que sí que hay que reivindicar de manera contundente es «un plan director, serio, coherente e estruturado, realizado por xente especializada, e que recolla unha planificación a curto ou medio prazo».
El presidente de Ardóbriga hace hincapié en la necesidad de garantizar, al menos, su limpieza. «Eu fago visitas guiadas e hai que ir cun machete, como se fose a selva, porque hai moito mato e rebrote de eucalipto», apunta, recordando los daños causados en el pasado por las plantaciones.
Este castro —que se data en la segunda edad de Hierro y sobre el año 400 a. C.— tiene forma irregular, con una croa de 118 metros, con zonas con murallas que alcanzan los 5 metros. En el informe se recoge que ha sufrido diversos ataques, desde actividades extractivas de piedra para levantar otras construcciones en la zona a daños por el paso de maquinaria e incluso por los trabajos de limpieza realizados por el Concello de Miño que provocaron derrumbes en el parapeto del recinto principal, además de actividades expoliadoras tras la aparición de medio torques en el 1912. Llegaron incluso a usarlo como pista de motocrós.
Para los autores del documento también resulta un problema el que haya sido objeto de vertidos, el crecimiento de los árboles (detectaron fincas plantadas de eucalipto en fechas recientes al informe) y afean los desperfectos causados, en el 2019, por la tala con maquinaria de algunos ejemplares de esta especie en varias fincas situadas en la mitad norte del castro, en terreno de Pontedeume, abriendo accesos del parapeto del antecastro y provocando daños en la croa.

La importancia de la divulgación y de ligarlo a otros yacimientos
El castro, como reconocen desde Ardróbriga, es un gran desconocido incluso para los vecinos de la zona, aunque las primeras referencias por escrito sean de 1153 y en todas se destaque su singularidad. «No centenario da aparición do torques organizamos unha excursión a Lugo coa asociación de veciños de Centroña e tamén fomos ao castro de Viladonga, gustoulles e explicóuselles que ao seu carón teñen algo similar», explica Prego, sobre lo que supuso para el grupo ver un yacimiento ya excavado.
Para Prego sería importante hacer ese trabajo de excavación, pero explica que por el momento lo único que se había analizado, por parte de Pontedeume, la posibilidad de contar con una escuela taller. Sin embargo, él considera que debería ser un trabajo más profesionalizado. «Eu teño claro onde escavaría, pero iso é un tema que debe decidir Patrimonio e a profesión arqueolóxica», comenta, reconociendo que este tipo de proyectos aportan mucha luz sobre los yacimientos, como sucedió con la campaña que realizaron en el 2011 en el castro da Insua, en Boebre. En las recomendaciones del informe también piden que el castro de Centroña se integre en un conjunto arqueológico protegido junto con otros yacimientos de la misma parroquia, de Breamo y de Boebre, además de vincularlo complementariamente al Camiño Inglés, debido a su proximidad.