Entre fondos marinos y acantilados

Antonio Sandoval Rey

OLEIROS

ANTONIO SANDOVAL

El cormorán moñudo vive en el ambiente más salvaje de esta comarca, donde se aloja la colonia continental más importante de España

19 may 2018 . Actualizado a las 09:37 h.

En esta comarca tenemos la suerte y la responsabilidad de alojar la colonia continental de cormorán moñudo más importante de España. Está en el Monumento Natural de la Costa de Dexo, en Oleiros. El resto de grandes colonias de esta especie están en islas. Y así como en la mayor parte de su área de distribución ibérica los suyos lo vienen pasando bastante mal, aquí su número no deja de aumentar.

Lo sabemos gracias al ornitólogo Sergio París. Todas las primaveras, se dedica a contar los nidos que estas aves construyen en esos acantilados. De esa manera ha comprobado cómo en una década el número de parejas ha pasado allí de 38 a 110. Es decir, que casi se ha triplicado. En el Parque Nacional das Ilas Atlánticas de Galicia, integrado por los archipiélagos de Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada, su evolución ha sido la inversa: un declive de en torno al 60 %.

Ojos color verdemar

El cormorán moñudo está considerado en peligro de extinción en el Libro Rojo de las Aves de España. Y vulnerable en el Catálogo Galego de Especies Ameazadas. Pienso en esto mientras observo con mi telescopio varios adultos posados en la Illa do Pé, la gran roca de granito que hay frente al Aquarium Finisterrae. Se han pasado la mañana buceando para pescar bajo las olas que tanto se revuelven siempre en esta esquina de la ciudad. Ahora se solean con las alas abiertas, encantados de cambiar por un rato los fondos marinos por un baño de luz y viento.

Me fijo en sus ojos color verdemar, y en esas llamativas comisuras amarillas de sus picos. El interior de su boca es igual, de un vivo color amarillo limón. Varios tienen el buche lleno. En un rato volarán a sus nidos en los acantilados a alimentar a sus pollos y de paso ocupar su turno de cuidados, mientras sus parejas acuden a su vez a pescar. 

Piedra, mar y aire

Así es el mundo de los cormoranes moñudos. También espuma, bosques de algas, violentos temporales, corrientes submarinas... La suya es una vida al límite en el más indómito de los ambientes: esta costa rocosa donde el océano bate a menudo con ferocidad. Un lugar, eso sí, pletórico de vida. Sobre todo ahora, en primavera. Hay que ver qué color tan vivo tienen las algas más verdes estos días.

En el sur de Galicia muchos moñudos siguen muriendo atrapados de manera accidental en artes de pesca. Y eso, después de haber sufrido la marea negra del Prestige primero, y después la llegada a sus colonias de visones americanos, que atacaban a jóvenes y adultos.

Aquí, mientras tanto, les va bien. Por eso su cifra crece. Por eso, y porque son aves muy afines a sus lugares de nacimiento, de los que apenas se alejan en toda su vida. A su manera, forman así una vecindad propia en el menos aconsejable de nuestros barrios. Este de calles líquidas, edificios graníticos y vientos implacables, reservado solo a las gentes más salvajes.

Dónde observarlos

Es fácil detectarlos de lejos, posados sobre las rocas. Su silueta oscura y vertical solo se puede confundir con la de los cormoranes grandes, de mayor tamaño y sin tupé. Son buenos sitios la zona de Las Esclavas y el entorno de la Torre, por ejemplo.

El moño de los cormoranes

El llamativo moño de estas aves es exclusivo de los adultos, y de la temporada de cría. Una vez pase esta, lo pierden hasta que vuelve a aparecer hacia el invierno, cuando comienzan de nuevo los cortejos.