Los cormoranes moñudos saltan de sus nidos

Antonio Sandoval Rey

OLEIROS

Llega el momento a las jóvenes aves de aprender a pescar por sí solas

15 may 2019 . Actualizado a las 10:23 h.

Durante un mes crecieron en el interior de sus huevos blancos, abrigados por las enormes patas palmeadas de su padre y su madre. Días después de romper el cascarón, desnudos de plumaje, comenzaron a descubrir dónde estaba instalado su nido de ramas y algas: en un alto acantilado de oscura roca de esquisto, con extraordinarias vistas hacia el Golfo Ártabro. Cada noche, la torre de Hércules les mandaba mensajes de luz.

Hasta tres por familia, a lo largo de dos meses más les fue creciendo un plumón marrón primero, y las plumas después. Aprendieron, mientras tanto, a pelear por el pescado que sus padres les traían del mar cada poco, a observar los vuelos de las gaviotas, a estudiar los caprichos de la meteorología y de las olas...

Estos últimos días los han dedicado, sobre todo, a interpretar el impulso que, desde algún lugar de su consciencia, les invita con creciente insistencia a volar.

Desde la península de Montemeán, frente al cabo de Mera, busco con el telescopio a los que ya han tomado esa decisión crucial. Ahí están. Mientras que en gran parte de los nidos hay todavía pollos oscuros de todos los tamaños, en un perfil de roca al pie de la inmensa pared manchada de guano descubro varios ejemplares recién volados. Son los pioneros de este año. El pecho de varios de ellos, muy pálido, parece reflejar a la vez el sol de la tarde y el brillo de la espuma de las rompientes.

Estamos aquí quienes integramos la tertulia de literatura y naturaleza «Letras Salvaxes» de la librería Moito Conto. Mientras observamos la espectacular colonia, hago cuentas. Llevamos ya tres años de reuniones mensuales charlando de libros, de biodiversidad, de conservación, de nuestra relación con el resto de lo vivo... Algunos de los cormoranes moñudos que nacieron cuando empezamos habrán sido padres por primera vez esta temporada, pues tres años es, precisamente, lo que suelen tardar los suyos en animarse a criar.

Guarderías en las rocas

El cormorán moñudo está considerado en peligro de extinción en el Libro Rojo de las Aves de España. Y aparece como Vulnerable en el Catálogo Galego de Especies Ameazadas. Por eso contemplo esta reunión de jovenzuelos como un pequeño tesoro vivo. Las próximas semanas se les irán uniendo muchos más.

Los ornitólogos denominamos «guarderías» a estas congregaciones de mocosos marrones y emplumados. Abandonar sus nidos no implica que dejen de ver a sus padres. Estos les seguirán cebando durante más de un mes. Durante ese tiempo, sus hijos aprenderán a volar cada vez mejor. También descubrirán dónde están los mejores caladeros. O quiénes son, de entre ellos, los más mandones, empeñados siempre en posarse en el mejor lugar.