1903: Cuando en el rural votaba todo el mundo

Xosé Alfeirán A CORUÑA

OLEIROS

El popular médico Rodríguez, candidato republicano, denunció en A Coruña manipulación electoral

12 jun 2019 . Actualizado a las 10:03 h.

No fue posible. A pesar de la movilización de sus partidarios, el popular médico Rodríguez, candidato republicano, no salió diputado por el distrito de A Coruña en las elecciones generales de 1903. Oficialmente consiguió 2.530 votos en la ciudad, 393 en Oza, 232 en Cambre, 56 en Oleiros, 49 en Arteixo, 12 en Laracha, 2 en Carral, Culleredo y Santa Comba y ninguno en Abegondo, Cabana, Carballo, Cesuras, Coristanco y Malpica; total 3.278 votos. Sus rivales, los monárquicos Eduardo de Torre Taboada, con 12.680 votos, Antonio del Moral y López, con 12.381, y Eduardo Gasset Chinchilla, con 12.150, habían salido elegidos; pero sólo habían logrado 732, 728 y 286 votos, respectivamente, en A Coruña. Ganaban en el rural.

Celebradas las elecciones el 26 de abril, el 30, a las 10 horas, se constituyó la Junta de Escrutinio para la proclamación de candidatos en el antiguo ayuntamiento coruñés ,situado en el convento de San Agustín (hoy demolido), al lado de la iglesia de San Jorge. La formaban todos los interventores, con mayoría de monárquicos, y sus funciones eran sumar los votos de las actas enviadas y a consignar reclamaciones.

El médico Rodríguez presentó y leyó una protesta general, conservada en el Archivo Municipal, sobre la validez de los resultados. Irónicamente manifestó que en la ciudad apenas votaba la mitad de los electores varones mayores de 25 años, pero en cambio en las aldeas todo el mundo votaba. Así, en Cabana sólo dejaron de hacerlo 36 electores, en Coristanco 84 y en Cesuras 87, pasando algo semejante en los demás ayuntamientos rurales. Y eso era posible gracias a los ardides de los alcaldes e interventores monárquicos que manipulaban el censo, falsificaban las actas y abrían y cerraban los colegios electorales a su antojo.

En apoyo de su causa aportaba el testimonio de personas que denunciaban lo ocurrido. Un caso frecuente era lo sucedido en la mesa electoral de la casa consistorial de Oleiros. A las 7 de la mañana, llegaron sus interventores y se encontraron con que ya estaba allí el alcalde Joaquín Cagigal, que presidía, y una urna llena de papeletas, a pesar de que la hora para empezar a votar era a las 8. Señalaron esa ilegalidad, pero les respondieron «que habían llegado tarde». Nada valieron sus protestas. A las 12 el alcalde cerró la mesa porque tenían que ir a comer y ya no la volvió a abrir. Lo más curioso aconteció en Montrove, donde los interventores republicanos cogieron la urna precintada con las papeletas dentro antes de que se hiciera el escrutinio y la entregaron al Juzgado, pero la Junta recibió una acta con sus supuestos resultados que fue aceptada.

Tras admitir la protesta, la Junta sumó los votos de las actas y proclamó a los candidatos oficiales. A la 1 suspendió sus sesiones. A la salida los republicanos insultaron a los interventores con gritos de carneros y sonoros beees y al hijo del alcalde de Oleiros le dieron de bofetadas.