El mejor de los viajes

Antón Lestón Lago
Antón Lestón A REDONDA

OLEIROS

Antón Lestón

19 sep 2024 . Actualizado a las 19:57 h.

Parece mentira, pero en un mundo en el que los robots ya nos cocinan y nos cortan el césped, nadie ha emulado todavía a Doc Brown con su máquina del tiempo. Hace unos días descubrí que en Oleiros alguien ha construido una réplica de aquel Delorean, pero carecía del pequeño detalle de que su movimiento nos hiciese retroceder o avanzar unos años. Y así no mola.

Soy un amante de los viajes, lejos aún de caer en esa imperiosa necesidad por descubrir mundo que la sociedad se ha autoimpuesto por aquello de enseñarlo luego en las redes sociales. Tampoco soy de los que adoren esperar en los aeropuertos, ni de los que se crean que solo se desconecta «de verdad» a miles de kilómetros de casa. Y lo digo tras dos tremendos viajes en los últimos días. El primero fue al Corcubión de la primera mitad del siglo XX. Un lugar tremendamente distinto al que considero ahora mi hogar. Lo hice de la mano de Gregorio Pais y no hizo falta que me desplazase más allá de su salón. El segundo tuvo varios transbordos. Desde la época romana, hasta la guerra civil española, pasando por la llegada de los árabes. Edades todas que encontraron su hilo conector en el Monte Pindo gracias a la oratoria de Pepe do Fieiro durante una subida a la Moa extraordinaria.

No recuerdo ya la mayoría de los lugares que visité en Tenerife o París hace un par de años, pero va a ser muy difícil que me olvide de Pepe saltando las piedras con casi 91 años, o de cómo se trajeron las primeras traineras para Corcubión. Lujos baratos, placeres inmensos. El mejor de los viajes.