Mari Carmen Lis: «Con el accidente de avión de Montrove en 1973 viví las peores horas de mi vida»

Loreto Silvoso
Loreto silvoso A CORUÑA / LA VOZ

OLEIROS

Mari Carmen Lis Cárcamo era funcionaria de Sanidad cuando se estrelló, en 1972, el vuelo de Aviacio 118 en Montrove (Oleiros). Ella tramitó la documentación para los familiares de las 85 víctimas mortales. En la imagen, ante el monumento en su recuerdo en el cementerio de San Amaro.
Mari Carmen Lis Cárcamo era funcionaria de Sanidad cuando se estrelló, en 1972, el vuelo de Aviacio 118 en Montrove (Oleiros). Ella tramitó la documentación para los familiares de las 85 víctimas mortales. En la imagen, ante el monumento en su recuerdo en el cementerio de San Amaro. MARCOS MÍGUEZ

Era funcionaria en Sanidad cuando se estrelló el vuelo de Aviaco 118 y se encargó de tramitar la documentación a los familiares de las víctimas

06 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Cincuenta y un años después, los ojos de Mari Carmen Lis todavía reflejan la consternación por la mayor tragedia aérea de la historia de Galicia. Un avión con 85 personas a bordo se estrelló en Montrove (Oleiros) una funesta mañana del 13 de agosto de 1973 en medio de la niebla. Hacía apenas un mes que nuestra protagonista había sido destinada en la Jefatura de Sanidad, organismo encargado de tramitar la documentación de los traslados de los cadáveres. Ante el monumento fúnebre a las víctimas del vuelo, en el cementerio de San Amaro, la mirada de Mari Carmen rememora la tragedia.

—¿Cómo recuerda aquella mañana del 13 de agosto?

—Estaba en la oficina trabajando. Por entonces, la que sería sede de Sanidad en Gregorio Hernández aún no estaba terminada. Estábamos instalados en unos locales ubicados detrás de la estación de autobuses. De repente, la noticia empezó a correr como la pólvora por toda la ciudad. Fue un impacto enorme. Luego llegué a casa al mediodía y, como mi padre era el jefe de la Policía Local, había estado allí porque había participado en el operativo.

—¿Cuándo le notifican que tiene que ir al hospital?

—De noche. Estoy en mi casa y me llama mi jefe, Jose María Hernández Cochón (que luego fue conselleiro de Sanidade). Me dice que al día siguiente tengo que ir al hospital Juan Canalejo. Cuando salí de mi casa no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar.

—¿Y qué se encontró?

—Pues allí estaba la policía, la prensa y también Sanidad, porque teníamos que tramitar los papeles a los familiares de las víctimas para el traslado de los cadáveres que estaban en los sótanos del hospital. Eso fue lo único que tuve que hacer.

—No era fácil su misión.

—Tengo aquí todavía en mi cabeza a un hombre de unos 45 años al que se le habían muerto la mujer, la madre de la mujer y cinco hijos. ¿Cómo puede una persona en esa situación mantenerse de pie y hablar de una manera normal? Es muy difícil.

—¿Cuál fue el caso que más le impresionó?

—Todos, porque murieron 85 personas. Quizás, uno que me contó mi padre. El de un vecino de Montrove, que era presidente del Banco Exterior y pasaba los veranos en un chalé próximo al lugar del suceso. Los Zelada. El padre estuvo colaborando en las labores de rescate sin saber que su hija y su yerno venían de viaje de novios por sorpresa en ese vuelo. Se había casado fuera y venía a presentarles al marido. El destino quiso que ella fuera a morir a los pies de la casa paterna.

—Terrible. Aún se emociona.

—Mire, todos tenemos grabados en la memoria los momentos alegres y tristes de nuestras vidas. Puedo decir que las horas que pasé allí, atendiendo a estas personas, fueron las peores de mi vida.

—¿Cómo le afectó a usted?

—De manera traumática no, pero me quedó el recuerdo. Este suceso lo tengo grabado en la memoria no solo por la tragedia que supuso para todos, sino porque en ese momento estaba destinada en la Jefatura de Sanidad. Y olvidarlo... no lo voy a olvidar jamás.

—Y mantiene vivo el recuerdo.

—Sí. Hasta el punto de que llevo años enviando una carta al director de La Voz de Galicia en cada aniversario para recordar la tragedia. Empecé a publicar estos artículos cuando se cumplió el décimo aniversario y hasta hoy.

—Es su particular homenaje a las víctimas.

—Es que yo el 13 de agosto... Lo tengo grabado. Esto es una manera de recordarlo. Lo hago en los aniversarios significativos. Empecé a escribir artículos cuando tenía veintitantos años y los traía personalmente a la sede del periódico porque entonces no había ordenador para mandar las cartas al director.

«In memoriam»: Mari Carmen Lis tenía 33 años cuando sucedió la tragedia y, desde entonces, no logra quitarse de la cabeza las historias de las 85 víctimas mortales que dejó el avión. Para seguir recordándolas, cada aniversario escribe una carta al director de La Voz de Galicia. Es su particular homenaje a las familias cuya vida se truncó aquel día.

«Lo primero que hago cuando voy al cementerio es visitar el monumento»

Mari Carmen Lis es una de las protagonistas de Os sen nome, el episodio de la docuserie Historias de aquí, producida por Voz Audiovisual y que se puede ver en AGalega, la plataforma digital de contenidos de la CRTVG. Os sen nome realiza un emocionante relato del accidente aéreo que tuvo lugar en Montrove, (Oleiros) en 1973 con 85 víctimas mortales. Con testimonios como el de Mari Carmen Lis (Villaviciosa, Asturias, 1939), el documental se emitió el mes pasado en la Televisión de Galicia.

—¿Ya se ha visto?

—El día que salió en televisión lo grabé y lo tengo aquí en el móvil. La actriz que interpreta mi papel cuando yo era joven se parece bastante a mí. Sí que yo llevaba once años ya en A Coruña trabajando en una empresa. Después, hice las oposiciones a Sanidad, me mandaron a Barcelona y, justo cuando volví a A Coruña, al mes siguiente, fue cuando pasó el accidente del avión. Como se ve en el documental, yo estaba en un despacho atendiendo a la gente para cubrir la documentación con los datos del difunto para que los pudieran trasladar. De los 85, 42 no fueron identificados, pero de los otros 43 sí se hizo eso con sus familias.

—«No había consuelo posible», dice usted en el documental.

—Sí. Todos los casos son una auténtica tragedia, pero recuerdo a una joven de 28 años que iba con sus hijos de 1 y 2 años. No había venido de Madrid en coche con el marido porque ella estaba embarazada.

—¿Le afectó a la hora de volar?

—He volado por todo el mundo con mi familia, pero siempre le he tenido un poquito de miedo al avión. Un año nos tocó viajar ese día y fue mucha impresión. Cuando voy al cementerio de San Amaro, lo primero que hago es ir al monumento a las víctimas.