Pablo Soto: «¿Que si los hombres lloran? Claro, mira cuando gana o pierde su equipo»
OLEIROS
Este educador imparte en los institutos de Oleiros el taller «Repensando as masculinidades»
25 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Desde hace unas semanas, Pablo Soto Casás (Santiago, 1994) está impartiendo unos obradoiros en institutos públicos de Oleiros que el Concello ha recogido como «Repensando as masculinidades». Esta educador que ha avanzado por la rama de la sociología también se ha formado en violencia de género y educación. Ahora intenta orientar a jóvenes de 4.º de la ESO.
—¿Los chicos no lloran?
—A la hora de entender la gestión emocional dentro de la masculinidad, hay un mandato que es evadirte de todo lo que son les expresiones emocionales. Desde luego que lloran, son personas sintientes, pero hay ámbitos y roles en esta sociedad que se nos pide menos emocionalidad en el día a día. ¿Pero realmente los hombres lloran? Claro que sí. Mira si no cuando gana o pierde su equipo de fútbol.
—¿Imparte estos cursos más allá de Oleiros?
—Actualmente Oleiros es el único concello que financió este programa que creo que debería realizarse en otros muchos municipios. Es una oportunidad para trabajar un tema muy candente. Es algo que tenemos muy pendiente desde las crisis de las masculinidades, porque no es un modelo sostenible.
—Son alumnos de 4.º de la ESO. ¿Por qué es la edad ideal para estas reflexiones?
—Es la etapa en la que tanto la evolución a nivel de desarrollo, cognitivo y la forma de entender el mundo nos permite introducir la mirada crítica y que sus cerebros hagan clic para que vean que la realidad que tienen delante. También es verdad que hay gente muy reacia a estos planteamientos porque les resulta un proceso muy complicado.
—¿Ellas también están tan masculinizadas como ellos?
—El constructo género es algo muy difícil de definir. Todos estamos atravesados por modelos muy masculinizados y muy feminizados que son imposibles de cumplir. Como son unos mandatos que están en nuestro día a día, vivir con este tipo de coherencias en una sociedad muy binaria es complicado... todos estamos en un espectro muy gris. También somos nuestra clase social, de dónde venimos, el nivel económico. Hay muchos factores.
—Supongo que en sus charlas afloran las redes sociales, los videojuegos... ¿Cuál es su punto de partida?
—Partimos de una base de que hay una masculinidad hegemónica, lo que implica ser hombre de forma canónica. Es el caso del wéstern americano, un estereotipo que cobra vida. Esa persona que no se levanta en las cenas familiares, por ejemplo. ¿Qué implica esto? Pues conceptualizar una identidad a través de esta imagen. ¿Cómo lo trabajamos? A través de las representaciones en Hollywood, hablamos de Henry Cavill, o el universo de Marvel, o videojuegos como The Whitcher, también hablamos de series como Sex Education, la representación del cuerpo adolescente de verdad, y no un cuerpo musculado de alguien de 35 años.
—¿Cuáles son las preguntas más repetidas que le lanzan?
—Muchas de las preguntas van sobre la manera en que les afecta esto en su día a día. Sí que hablamos de que los hombres no lloran. Pero ellos no se dan cuenta de su identidad, porque aún no la tienen construida. También hablamos de adultocentrismo, que discrimina a las personas jóvenes y las deja fuera del debate.