El viaducto de Oza dos Ríos, la barrera arquitectónica más peligrosa

Toni Silva OZA-CESURAS / LA VOZ

OZA-CESURAS

ANGEL MANSO

La línea férrea corta en dos el pueblo y en el único paso no caben aceras

13 dic 2023 . Actualizado a las 13:32 h.

Oza dos Ríos es un pueblo que encierra una profunda paradoja. Se hizo muy popular gracias a la fusión con Cesuras, la primera unión municipal en 50 años. Pero aún no ha conseguido sacudirse la división interna que padece desde hace décadas, con un viaducto que parte el pueblo en dos. Y solo hay una vía de conexión entre ambos lados, la carretera autonómica que, además, se estrecha bajo el viaducto hasta quedarse sin aceras. Estamos ante una de las mayores y más peligrosas barreras arquitectónicas de la comarca, donde los carritos de bebé tienen que ceder el paso a los camiones que se retuercen en esta curva de 90 grados.

Y luego está el caso de Antonio Mosquera Morales, cuya casa es vecina de un viaducto bajo el que se juega la vida cada vez que lo atraviesa. Una enfermedad a la que aún no le han dado nombre los médicos, le obliga a desplazarse en silla de ruedas. Basta ver la imagen de esta crónica, con un tráiler invadiendo el carril contrario para no llevarse a Antonio por delante [aclaremos que esta vez no asumió ningún riesgo: mientras el fotógrafo retrataba su avance, un amigo de Antonio avisaba a los vehículos unos metros antes].

Cuando aún se valía por sí mismo, ya evitaba llevar a su hijo al parque para evitar pasar por allí. La vía del tren ha dejado a un lado la sede del Ayuntamiento, el colegio, la polideportiva y varios negocios de hostelería, mientras que en la parte contraria se encuentra la mayoría de las tiendas, los bancos, cafés, la farmacia y la oficina de Correos. Pero Antonio insiste en que no solo piensa en él, sino en todos los vecinos de su pueblo, «especialmente la gente mayor». «Cuando mi hijo iba a este colegio lo traía mi suegro, yo ya hacía tiempo que no podía», añade.

Quizá por su experiencia laboral como camionero siempre fue consciente del peligro de este paso en medio del pueblo. «Y ahora lo vivo con la silla. Cuando tuve el niño hace 10 años nos daba pavor cruzar con el carrito», recuerda este hombre de 55 al que la enfermedad le obligó también a apearse de la bicicleta, una de sus grandes aficiones. Pero no transmite pesimismo, al contrario, sigue luchando desde sus nuevas condiciones para el bienestar de sus vecinos. Por eso ha decidido exponerse ante la cámara de Ángel Manso, para reivindicar una solución que ya fue prometida hace diez años con motivo del anuncio de la fusión municipal. A cada alcalde se le ofreció una prebenda por la valentía de dar el paso. Julián Lucas, entonces regidor de Cesuras, pidió un centro de mayores en el viejo sanatorio de O Paraxón, un edificio diseñado por el arquitecto Rafael González Villar, que va camino de cumplir un siglo como ruina.

ANGEL MANSO

Y el alcalde de Oza dos Ríos, hoy del municipio fusionado, Pablo González Cacheiro, ya le presentó a la entonces ministra de Fomento, la gallega Ana Pastor, su plan para horadar el viaducto por varias zonas. González Cacheiro se paseó por todas las Administraciones, arañando pequeñas ventajas financieras para el nuevo municipio, pero nadie le hablaba del viaducto. «Con Ana Pastor llegamos a firmar un convenio conforme iban a hacer todo lo posible para solucionarlo», recuerda el alcalde del PP. Diez años después, lo que tiene (desde abril del 2021) es un proyecto redactado por el ADIF que recoge un nuevo acceso próximo a la carretera, una obra que cuesta 4 millones de euros, poco menos que el presupuesto del municipio fusionado. Pero ninguna Administración ha levantado la mano para hacerse cargo.

«Creo que entre el ADIF, la Xunta y Fomento deberían coordinarse para poner solución a este problema, para nosotros este presupuesto es inasumible», explica el regidor, quien sí entona el mea culpa cuando se le pregunta por la falta de aceras pasado el viaducto hacia la casa consistorial. «Hablaré con los propietarios para construirlas, pero es urgente un paso alternativo».

 Las bases del puente ferroviario están marcadas por choques de vehículos. Los vecinos ven derrapes en la curva con cierta asiduidad. Pero, de momento, no hay que lamentar víctimas entre los peatones, según el alcalde, porque no muy lejos está el templo de la Virgen de los Milagros de Bandoxa.