Madrileño cambia atascos por tigres

Toni Silva PADERNE / LA VOZ

PADERNE

Gonzalo comparte arrumacos con Izan, una de las tigresas de Corax
Gonzalo comparte arrumacos con Izan, una de las tigresas de Corax Atr

Gonzalo Villahoz ha dejado la capital para cuidar de la fauna salvaje del parque Corax, en Paderne. «Esta es la vida que buscaba», sentencia

07 nov 2021 . Actualizado a las 14:04 h.

Cuando Gonzalo Villahoz se asomaba a la ventana de su habitación durante el confinamiento, se topaba con un muro. «Era la esquina de otro edificio, no era precisamente un paisaje agradable», recuerda sobre aquel encierro colectivo que a él le tocó en su casa de San Sebastián de los Reyes (Madrid). «Hubo que adaptarse, yo aproveché aquel parón para seguir estudiando y escuchar conferencias sobre animales». En aquel entonces, marzo, abril, mayo del 2020, poco podía imaginar que al año siguiente todas esas especies que entraban en su casa a través de la pantalla del ordenador cobrarían una dimensión real, con sus pelambres, sus picos, sus zarpas, sus escamas… en su nuevo trabajo.

Desde hace casi dos meses Gonzalo, de 33 años, ya no se sube a un metro. Ni entra en un Vips de madrugada. Ni cruza avenidas de 10 carriles. Ni ve un muro desde su ventana. Parece que Gonzalo se ha metido en la pantalla de su ordenador, y como si una especie de Jumanji removiese su vida, ha aparecido rodeado de serpientes, aves rapaces, tigres, un león, monos, suricatas, o guepardos a los que atiende cada día en la instalación de Corax, en Paderne, un municipio que sus amigos han tenido que buscar en Google.

Formado en Fauna y Acción

Gonzalo Villahoz es auxiliar técnico veterinario con especialidad en cetrería, unos conocimientos que adquirió en la escuela Fauna y Acción de Madrid, donde también preparan a animales para cine y televisión. «Nunca trabajé en rodajes, como mucho alguna actuación al público en Torrejón de Ardoz», recuerda este joven que, acostumbrado a gastar casi una hora en el trayecto al trabajo entre atascos y semáforos, ahora apenas le lleva unos minutos atravesando espacios de la Red Natura como el coto de Chelo o los prados de Irixoa desde A Casona de Coirós, donde se ha instalado, hasta el centro educativo de la fauna salvaje en Paderne. «Siempre me gustó la naturaleza, mis padres eran oriundos de dos pueblos de Castilla y León y allí pasé los veranos de mi infancia —recuerda Gonzalo Villahoz—; mi tío era ganadero y de ahí me vino la afición por los animales».

En Corax le toca hacer de todo: guiar las visitas, atender a los animales, realizar la limpieza, darles comida… Este centro de Paderne le ha permitido conocer a alguna especie por primera vez. «Los guepardos, Shana y King, son como gatos grandes, ronronean muchísimo, son preciosos», describe durante la charla que mantiene con el periodista dentro de un autobús que el hostal A Casona ha decorado y convertido en un acogedor comedor de desayunos.

Hurones, mapaches, zorros

Pese a su especialidad de cetrero, ahora se está centrando en el trabajo con mamíferos. «Nutrias, mapaches, zorros, hurones, puercoespines…», enumera. «Esta es la vida que buscaba». Por supuesto, ya ha interactuado con los leones y los tigres del parque, los principales atractivos de Corax Fauna, que el pasado 12 de octubre recibió más de 200 visitas. El covid ha modificado algunos hábitos también en esta instalación. «Ahora ya no se permite que los visitantes se cuelguen serpientes al cuello, y se restringen contactos con otros animales», explica Gonzalo. Corax está ampliando su espacio ladera abajo para proporcionar más comodidad a los tigres y leones, con 2.000 metros cuadrados para cada uno. «Y Ander, el tigre blanco, tendrá una piscina solo para él», relata.

Cuando le toca día libre, Gonzalo aprovecha para visitar más naturaleza del entorno. Ya ha ido a la playa de Miño, a las fragas del Eume. O a Lugo. «Pero no a la ciudad, sino a los alrededores, yo quiero monte».

¿Madrid? ¿Quién se acuerda de Madrid?