El testimonio de María del Carmen Rodríguez, vecina de Sada, es uno de los ejemplos de dignidad más sobrecogedores que recuerdo
21 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.«Estou desesperada, pido axuda para que ingresen ao meu fillo nun centro psiquiátrico».
Es uno de los ejemplos de dignidad más sobrecogedores que recuerdo. Cuando una madre accede a salir en un medio de comunicación mirando a cámara en la foto y con una entereza inquebrantable para pedir a las autoridades que ingresen en un centro a su hijo drogadicto es que no le queda absolutamente nada que perder.
María del Carmen Rodríguez, vecina de Sada de 66 años, ha agotado sus recursos y airea su testimonio guiada por el instinto maternal de salvar a su hijo, de 40 años, pues sabe que en cualquier momento se muere de una sobredosis o por el fentanilo o el detergente con que le están adulterando la droga que consume.
Pero el asunto no se queda ahí. Inquebrantable pese a su desesperación, Mari Carmen se arma de coraje y un día después de haber aireado el pánico que siente, coge a su hijo y se lo lleva al cuartelillo de la Guardia Civil para que lo metan en la cárcel por robar. «Prefiro que estea detido para que deixe de meterse droga», se sinceró con la periodista de La Voz Dolores Vázquez.
No puedo ni imaginar lo que tiene que ser para una madre abrirse en canal de esta manera. Pero al mismo tiempo me parece una heroicidad y un acto de amor incontestable.
Detrás de todo esto se esconde el drama de una sociedad que es incapaz de poner coto a la droga, cuyo consumo vemos crecer en las ciudades de manera exponencial para desesperación de madres como Mari Carmen: «A Xustiza ten unha venda nos ollos, pero tamén ten uns tapóns ben grandes. Eu é tanta a impotencia que teño porque ninguén me faga caso...».