Un carrusel de hechos inverosímiles

MIGUEL ANXO FERNÁNDEZ

CULTURA

ÁNGELES Y DEMONIOS (ANGELS & DEMONS) | EE.UU., 2009 | Director: Ron Howard | Intérpretes: Tom Hanks, Ewan McGregor, Ayelet Zurer, Stellan Skarsgard, Pierfrancesco Favino, Nicolaj Lie Kass | Intriga | 138 minutos

14 may 2009 . Actualizado a las 18:24 h.

Habrán reparado en la nueva estrategia de Hollywood, la de tirar de globalización y estrenar simultáneamente sus películas en medio mundo. Cuentan a voces que lo hacen para aguarles la fiesta a furtivos y piratas. Cuentan bien, pero ocultan que tampoco quieren dar tiempo a que la crítica hunda la película a zurriagazos o que el propio espectador diga a sus amigos y parientes que padeció cólicos durante la proyección? Todo apunta a que Ángeles y demonios conjuga todo esto, visto el precedente de El código Da Vinci, una de las peores películas del 2006, aunque buena parte de la culpa corresponda al infumable material de origen, la ¿novela? de Dan Brown.

Cosa distinta es su apariencia cinematográfica, de producción a lo grande, de factura inapelable en dirección artística, fotografía y música, que en eso Ron Howard tiene oficio pese a su rácano talento. Súmese a lo dicho la poca disposición de Sony a mostrar a la prensa el resultado con mucha antelación para evitar que las revistas especializadas y la Red se transformen en un avispero aguijoneando a la película sin clemencia. La nueva entrega del profesor Robert Langdon huele a más de lo mismo, incluyendo un potente despliegue propagandístico del que no son ajenos los oportunistas reproches de Howard al boicot del Vaticano para no filmar en sus instalaciones.

300 millones de dólares

El negocio funciona así y las registradores deberán soltar chispas para amortizar los más de 300 millones de dólares que habrá sumado la broma, incluido el suculento pellizco que se llevará Tom Hanks, aparte beneficios, sobre la recaudación final. ¿Y el asunto? Confieso haber leído El código Da Vinci por curiosidad malsana y algo de morbo, pero acercarme a Ángeles y demonios superaba cualquier tentación por masoquista que sea. Tenemos a nuestro eficaz, expeditivo, inteligente e intuitivo experto en simbología religiosa Robert Langdon plantando cara a la secta satánica de los Illuminati para anularlos en escaso margen de tiempo. Considerando que ya trabajan en la tercera entrega y que en esta aparecerá de nuevo Hanks-Langdon, aquel que sea incapaz de deducir el desenlace de esta nueva trama o está de guasa o no es de este mundo? Eso sí, la película habrá cumplido con su objetivo de quemar dos horas y pico con un carrusel de sucesos inverosímiles.