Los escasos aplausos que ha recibido Quentin Tarantino en Cannes por Malditos bastardos han sido de compromiso: el filme ha decepcionado profundamente. En el reparto, contó con actores de diferentes nacionalidades, entre los que están Brad Pitt, el germano-español Daniel Brühl, Mélanie Laurent, Christoph Waltz, Eli Roth o Diane Kruger. La película es una comedia bélica, inspirada en la producción italiana Aquel maldito tren blindado, de Enzo G. Castellari. Es un filme disparatado narrado en capítulos y que se abre con la banda sonora de El Álamo. Se sitúa en la Francia ocupada por los nazis y propone un final diferente, y mucho más rápido, de la guerra en Europa.
Todo arranca cuando un oficial nazi cazajudíos acaba con toda una familia escondida en una granja. Se salva solamente una de las hijas, que consigue escapar y huye a París. En la ciudad, se forja una nueva identidad como dueña y directora de un cine. En otro lugar, un teniente americano organiza a un grupo de soldados judíos para tomar represalias contra objetivos concretos. Conocidos por el enemigo como «los bastardos», estos hombres se unen a una actriz alemana, agente secreta que trabaja para los aliados, con el fin de llevar a cabo una misión que liquidará a los líderes del Tercer Reich. Su misión se cruzará con la venganza de la joven judía, en el cine parisino que regenta. La trama de la película cambia el rumbo de la historia tal y como fue, mostrándose lo que pudo haber sido, y no lo que en realidad sucedió.
Diálogos poco divertidos
Malditos bastardos es una película que los espectadores calificaron como excesivamente larga, ya que dura dos horas y media. Sobre los diálogos, han sido mucho menos divertidos de lo que cabría esperar de una película de este director. La acción llega a aburrir y, aunque Tarantino rueda con agilidad, el filme acusa notables caídas de ritmo. Se esperaba que el director, que ganó la Palma de Oro de Cannes con Pulp Fiction, se confirmase una vez más como uno de los nombres del cine americano de más peso internacional, pero ha defraudado. Tarantino definió su película como «la historia de unos personajes que, si de verdad hubieran existido, sí podrían haber cambiado el rumbo de la historia», y negó que la trama fuese el sueño, nunca realizado, de muchos de los judíos perseguidos por los nazis. «No la clasificaría exactamente como una fantasía judía -declaró-. Es más, ese no sería el apartado del videoclub en el que pondría la película». Sobre el desenlace, en un cine parisino, el director aclaró que lo ha utilizado como metáfora «sobre el poder del cine». El hispano-germano Daniel Brühl, que interpreta a un soldado alemán cinéfilo, aclaró que se sometió a una prueba para el personaje. «Tenía que hacer unos diálogos en francés, pero aún no estaban traducidos -afirmó- y me los improvisé un poco».