Els Joglars celebra medio siglo probando un poco de su sarcástica medicina

EFE

CULTURA

Hoy han presentado la obra «2036 Omena-G» que es un «antihomenaje» que presenta a los miembros de la compañía en el año 2036, ya decrépitos y viviendo en «el hogar del pensionista».

02 mar 2010 . Actualizado a las 16:46 h.

La compañía Els Joglars celebra sus cincuenta años de vida con la obra «2036 Omena-G», un montaje en el que aplican sobre sí mismos el sarcasmo que en el último medio siglo han descargado «sobre todos los demás», ha dicho hoy su fundador y director, Albert Boadella.

La obra, que llega del 4 de marzo al 4 de abril a los Teatros del Canal de Madrid tras su preestreno en Sevilla, no es un homenaje a las cinco décadas de Els Joglars, sino más bien un «antihomenaje» que presenta a los miembros de la compañía en el año 2036, ya decrépitos y viviendo en «el hogar del pensionista».

En el 2036 se cumplen los 75 años del grupo teatral, y por ello otra compañía de jóvenes decide rendirle homenaje. De esta forma se ponen frente a frente dos mundos, el de los que empiezan y el de los ancianos, y también se reflexiona sobre el futuro de la ancianidad en una época en que las personas son cada vez más longevas, ha explicado Boadella.

Todo ello -ha precisado- «en tono jocoso, porque nosotros no sabemos contar tragedias, pero la situación conmueve en algunos momentos».

Un «doble juego de sentimientos» en el que Boadella se ha esmerado en mantener un estricto equilibrio entre lo emotivo y lo cómico, pues «la comicidad es algo fantástico pero muy voraz, arrasa con todo, y por eso he regulado mucho ese volumen».

Pero la sátira va, esta vez, más allá de ellos mismos y tiene también en el punto de mira tanto a los ancianos que pretenden ser jóvenes como a la «generación progre», algo no exento de «alto riesgo», porque «es arremeter contra nuestra propia clientela», ha destacado el director escénico.

Cinco décadas después de su fundación, lo que convierte a Els Joglars en la compañía de teatro privada más longeva de Europa, Albert Boadella ha repasado las claves de su permanencia tras tantos años: «Tiene que ver con la libertad, que ha sido su signo de identidad más relevante».

«Els Joglars ha sabido encontrar siempre el talón de aquiles de lo políticamente incorrecto», ha sostenido su director, quien ha asegurado que esto era más sencillo de hacer mientras vivió Franco.

Desde el punto de vista teatral «una dictadura es fantástica», pues siempre está claro quién es el tirano a batir, «aunque para los ciudadanos sí que es una lata», ha ironizado.

«Esos ejercicios de libertad han sido cruciales. Nos han granjeado grandes enemigos de una potencia casi insuperable, de lo que estamos muy orgullosos», ha aseverado.

Uno de los motivos que ha permitido a Els Joglars hacer uso de esa libertad ha sido, según Boadella, su autosuficiencia económica y los bajos porcentajes de financiación pública recibidos.

«Los artistas hoy tenemos que tener un alto sentido de la diplomacia, porque los nuevos mecenas son las administraciones públicas y es complicado encontrar un equilibrio, no puedes morder constantemente la mano que te da de comer», ha reflexionado.

Para Boadella el rigor, la «impecable factura» de sus montajes, la incesante investigación teatral y, en especial, «la fuerza del equipo» son, junto con la libertad, las claves de cinco décadas de vigencia de su compañía.

En ella, su fundador cree que ha ejercido el papel de «transmisor de una idea inicial, del espíritu con el que se creó la compañía».

Además, al ser preguntado por qué Els Joglars se mete ahora con los «progres» pero no con los conservadores, Boadella ha pedido que se distinga conservador de «carcamal, que es aquel que impide cualquier avance de la sociedad».

«Yo siempre he sido muy conservador, mi compañía tiene cincuenta años, conservo a mi mujer, vivo en una casa del siglo XVII. Ya no hay conservadores en España», ha añadido.