Santiago encuentra a los apóstoles

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO/LA VOZ.

CULTURA

Los Arcade Fire incendian el MTV Galicia y demuestran que son los herederos de las mejores bandas del siglo pasado; 15.000 personas dan fe en el Monte do Gozo

06 sep 2010 . Actualizado a las 23:17 h.

A los artistas endiosados les gusta decidir el rumbo de la historia y, de vez en cuando, nombran a algún apóstol o heredero sobre el que centrar los focos para que a ellos no se les noten las arrugas. Los chicos y chicas de Arcade Fire suman poco más de un lustro de vida como banda, pero ya se han subido a escenarios junto a Bruce Springsteen, David Bowie o U2, y vivido lo de ayer, quién sabe si son estos últimos los que en su prolongado ocaso presumen de haber tocado alguna vez mano a mano con los canadienses. También dijo Chris Martin (Coldplay) en un concierto en Ottawa en el 2006 que Arcade Fire iba a ser la mejor banda de la historia. Hay que tener cuidado con los cumplidos porque a veces se hacen realidad.

Los músicos de Montreal van quemando etapas en su camino hacia la gloria y ayer encendieron el Monte do Gozo, al que descendieron directamente desde el número 1 de las listas en Estados Unidos y el Reino Unido. Más fresco el pescado no se puede, oiga.

Con su último álbum, The suburbs , presentado hace un mes en Nueva York, traían buen material para vender, aunque la llama creció con los temas de Funeral y Neon Bible . Por tanto, hubo un poco de pasado, presente, pero ante todo mucho futuro sobre el escenario. La intensidad con la que atacan las canciones transmite la sensación de que el mundo se va a acabar en cualquier momento. El que no haya sentido algo parecido con Wake up no tiene corazón. Y el que no haya gritado ante tanta épica musicada debería mirárselo.

Su presentación, respondiendo a un escenario uniforme, fue discreta, más propia de un orfeón rockero, y su propuesta se basó en demostrar que se puede ser al mismo tiempo buen músico y líder en ventas sin más argumentos que el talento y los instrumentos llevados al límite.

Cuando Arcade Fire salió al escenario y arrancó oportunamente con Ready to start y siguió con Month of may la audiencia ya estaba más que acomodada en un recinto en el que siempre sobró espacio.

La intensidad de No cars go puso las cosas en su sitio, por si alguno no se había dado cuenta. Hasta entonces hubo mucho trasiego porque el formato y la holgura del recinto invitaban a ello.

Los aperitivos y los entrantes musicales estuvieron bien, y la bebida, subjetivamente cara, como en todos estos eventos. La música enlatada le dio aires de festival a la tarde y ayudó a anclar en sus posiciones a los primeros espectadores que atendieron a los gallegos Cornelius 1960, que tendrán más oportunidades para demostrar lo que valen, incluso sin fallos de sonido.

En las antípodas se movieron los australianos de The Temper Trap. Para los enterados eran el segundo nombre más atractivo tras su éxito en el FIB. Son cañeros y dulces por momentos, pero estos muchachos pueden ir avisando en casa de que van a tardar en regresar, porque no les van a faltar bolos. Son una delicia. Todo suena a conocido, es cierto, pero al mismo tiempo son frescos. Y muy buenos.

Con la noche llegó el pop elegante y veterano de Echo & The Bunnymen. Se colaron de últimos en el cartel y su presencia seguro que no aportó audiencia al festival por sus años de oficio y porque ya se les vio en Galicia, pero tampoco restaron en la fiesta. Los chicos de Liverpool, ya se sabe, nunca molestan si se trata de música.