La quiniela del Nobel apunta a McCarthy

Thomas Borchert ESTOCOLMO/DPA.

CULTURA

Expertos y casas de apuestas afinan sus candidatos al mayor premio literario, que se falla hoy. Junto al autor de «La carretera», figura de nuevo Haruki Murakami

07 oct 2010 . Actualizado a las 02:02 h.

Sea quien sea, todo apunta a que no volverá a ser un europeo: a falta de horas para que el jurado del Nobel de Literatura anuncie a las 11.00 GMT quién será el galardonado este año, las casas de apuestas y todo tipo de expertos consideran favoritos a escritores de otros continentes.

El estadounidense Cormac McCarthy podría ser el elegido, o bien uno de los favoritos desde hace años, el japonés Haruki Murakami. Aunque a última hora se ha puesto en cabeza de los ránkings un desconocido cuyo nombre apareció de la nada justo en vísperas del premio: el keniano Ngugi wa Thiong'o.

Incluyendo al turco Orhan Pamuk (2006), los jurados suecos del premio literario más prestigioso del mundo se han decantado seis veces consecutivas por autores europeos. «Las apuestas de este año se mueven entre Estados Unidos y África», citaba ayer el diario Svenska Dagblade t a Joakim Rönngren, de la casa de apuestas Ladbrokes.

El ránking de esta casa británica suele tomarse muy en serio desde hace unos años, especialmente después de que las apuestas por los dos últimos ganadores saltaron de pronto en vísperas del anuncio. Así, todo apunta a que este año el galardonado será McCarthy ( La carretera, No es país para viejos ). El estadounidense pertenece desde hace años al ilustre círculo de autores norteamericanos que, según los expertos y muchos de sus lectores, deberían recibir el Nobel por su estilo narrativo. Thomas Pynchon, Philip Roth, Don DeLillo, Joyce Carol Oates y, hasta su muerte el año pasado, John Updike, son otros de los eternos favoritos.

Keniano y activista político

Si el jurado optase por Ngugi wa Thiong'o, la decisión sería una noticia absoluta. El escritor, que ejerce como profesor de literatura en California, reina en la cima de las apuestas, pero sus libros siguen siendo hasta la fecha desconocidos tanto en el país del Nobel como en el resto de Europa. No obstante, el autor es también un activista político y participa en una campaña de defensa de los derechos humanos para la liberación del periodista sueco Dawit Isaak, preso en Eritrea en condiciones lamentables y sin haber tenido derecho a juicio.

Otro de los que también participan en esa campaña es Peter Englund, secretario de la Academia Sueca y presidente del jurado del Nobel. Aunque ese vínculo de intereses habla más bien en contra de la elección del keniano, cuyo nombre no había surgido hasta ahora entre los rumores. Desde la Academia se dice una y otra vez que un autor tiene que haber llegado varias veces a la criba de los cinco finalistas antes de que salga elegido ganador.

De lo contrario, el mundo literario y mediático se quedaría una y otra vez con la boca abierta con las sorpresas de Estocolmo. Así ocurrió en el 2000, cuando el premio fue para Gao Xingjian, nacido en China y residente en París. O en 1988, con el desconocido autor egipcio Nagib Mahfuz. Si se mantiene la regla de que a la Academia le gusta dar una sorpresa cada más o menos diez años, mañana podría ser el momento, cuando se anuncie el fallo en la Bolsa de Estocolmo.