David Cronenberg analiza las tensas relaciones entre Freud y Jung

d. r. madrid / colpisa

CULTURA

El director canadiense volvió a sorprender a Mortensen cuando le ofreció el papel del padre del psicoanálisis.

23 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

David Cronenberg (Toronto, 1943) sonríe cuando ve el cartel que se ha distribuido en España de Un método peligroso. En el centro de la imagen está a Keira Knightley; a su derecha, Michael Fassbender; y en la izquierda, Viggo Mortensen. El director canadiense se fija en el actor norteamericano, criado en Argentina, y sonríe. «Tiene los ojos azules», dice. Sabe que a Mortensen no le ha hecho gracia la fotografía. No hace justicia al trabajo que se tomó para convertirse en Sigmund Freud, uno de los científicos más brillantes y polémicos de los siglos XIX y XX.

Cronenberg volvió a sorprender a Mortensen cuando le ofreció el papel del padre del psicoanálisis. «No se lo esperaba», confiesa el realizador. Había trabajado con él en Una historia de violencia y en Promesas del Este y conocía de sobra las capacidades interpretativas del Alatriste cinematográfico. Era el actor perfecto para convertirse en uno de los tres vehículos para explorar la sensualidad, la ambición y el engaño en los inicios del pensamiento moderno.

Los otros dos conductores son el irlandés y la inglesa, que dan vida a Carl Jung, discípulo de Freud, y Sabina Spielrein, una inquietante paciente rusa que sufre una enfermedad mental y amante de Jung. Las tensas relaciones entre Freud y Jung son el eje de la película.