Apabullante deconstrucción del maltrato en «La mujer del policía»

josé luis losa VENECIA / E. LA VOZ

CULTURA

Nicolas Cage busca su redención actoral en «Joe», de David Gordon Green

31 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Esta Mostra no ha tenido que esperar más que a su segundo día para ofrecer ya una obra mayúscula. La película alemana La mujer del policía, del hasta ahora irrelevante Philip Gröning, su manera de demoler las formas convencionales de abordar el maltrato de género en el cine provocó en la sala, al finalizar sus tres horas de metraje, un silencio ceremonial, de reverencia ante una obra magna que se articula como un ritual en sesenta capítulos. Son estos otros tantos episodios en la vida de una pareja de apariencia normal, presidida en realidad por la violencia conyugal que va calando hasta envolvernos en ese magma potencialmente homicida.

Es prodigioso el pulso estilístico de Philip Gröning, al tomar la decisión radical de crear esos sesenta compartimentos estancos en el microcosmos despojado de toda ganga emocional, de una pareja y su pequeña hija, y de hacernos testigos de una tragedia insondable, pautada con minuciosidad que conmociona. La mujer del policía es ya candidata firme al León de Oro, como el desgarro indescriptible de su actriz, Alexandra Finder, lo es a la Copa Volpi.

La cargada jornada deparó también el reencuentro con un actor de carrera malbaratada, Nicolas Cage, dedicado últimamente a hacer papeles de tren de la bruja o de bombero torero y necesitado de una redención de su vena trash. Ese cabo se lo ofrece David Gordon Green en Joe, con el rol de un exconvicto que lucha por sobrevivir en la dureza rural del Profundo Sur tejano. No sé si este drama árido, no desestimable, será suficiente para devolver a Cage a la pista principal del show-bizz.

Gloria a Paul Schrader

Otro a quienes muchos daban por liquidado artísticamente, Paul Schrader, gloria del cine norteamericano de los 70, mano derecha del mejor Scorsese y autor él mismo de obras como Hardcore o Affliction, apareció en el Lido para evidenciar lo caro que esta seguir a flote para otro de los estigmatizados genios del Hollywood rebelde. Para rodar The Canyons, Schrader ha pasado por refugiarse en celebrities como Lindsay Lohan, protagonista y cofinanciadora de su película, o de contar con el careto inexpresivo de James Deen, al parecer nombre de moda entre el sector de espectadoras que ruegan que este tal Deen sea el protagonista de 50 sombras de Grey.

The Canyons es un thriller alambicado con guion de Bret Easton Ellis en el que se percibe el sello del Schrader calvinista y atormentado, a través del castigo que sufren sus protagonistas, participantes en juegos de sexo en grupo. Es verdad que la trama es chapucera, a ratos autoparódica, y que en Estados Unidos a la película le ha caído la del pulpo. Pero aún en ese marasmo, hay que ver cómo una celebración el reconocimiento del pulso transgresor e inimitable de su autor, y el modo en que corsarios como Schrader (o como William Friedkin, homenajeado también aquí en Venecia el jueves) mantienen la bandera pirata en el Hollywood de las franquicias.