«Grand Piano», producida por Rodrigo Cortés, abre el Festival de Sitges

josé luis losa SITGES / E. LA VOZ

CULTURA

12 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

No disparen sobre el pianista. Elijah Wood se sienta ante el teclado para acometer un concierto de dificultad extrema, el que le llevó al fracaso varios años atrás. Pero ahora carga también con un misterioso francotirador que amenaza con ejecutarle si falla. Con esos materiales, Eugenio Mira orquesta un suspense cuyos hilos van a dar inequívocamente a la madeja madre del Hitchcock de El hombre que sabía demasiado y, sobre todo, de Brian de Palma. Metida en semejante empresa, Grand Piano hace méritos por no desafinar, pero en la complejidad de ese montaje fijo, de esos juegos de tempo, es imposible resultar siempre sublime, algo al alcance solo de los dos genios cuyos pasos pretende seguir. Como fasto de suspense inaugural en Sitges, con interpretación de pianista en directo, y con Elijah Wood cruzando la alfombra roja, la película funciona, con el cameo malvado del impagable John Cusack incluido.

Luego pasó Upstream Color, con la firma de Shane Carruth, tipo con más peligro que un nublado, experto en cine fanta-científico con pretensiones, y que de nuevo me embarca en un artefacto pedante sobre inoculaciones de parásitos en una mujer secuestrada y síndromes de Estocolmo en los que no entiendo ninguna de las reacciones humanas, y sí algo más las actuaciones de una piara de cerdos que parece simbolizar algo trascendente que no alcanzo a descifrar.