El actor, ahora director, ha presentado en Venecia su adaptación de la novela de William Faulkner presentada fuera de concurso
05 sep 2014 . Actualizado a las 20:34 h.Con el pelo recién rapado por exigencias de su próximo guión y cubierto con una visera que tapaba un tatuaje de los actores Montgomery Clift y Elizabeth Taylor que ha mostrado después en la alfombra roja, el hiperactivo James Franco ha defendido este viernes en el Festival de Venecia el carácter experimental de El ruido y la furia, su adaptación de la novela de William Faulkner presentada fuera de concurso. «Hago las películas que me gustaría ver y que nadie más hace», ha asegurado el actor, poco antes de recoger un premio honorífico del festival como cineasta del año, que en anteriores ediciones ha recaído en nombres como Abbas Kiarostami o Takeshi Kitano.
«Me he pasado casi 20 años actuando. Llegó un momento en el que hice balance y pensé que ya había actuado en algunas de las producciones más taquilleras, en películas nominadas al Oscar y también en alguna que otra horrible», expuso James Franco. «Así que cuando empecé a dirigir decidí que, si iba a hacer ese esfuerzo, sería para rodar las películas que de verdad quería hacer», añadió.
Así empezó con la biografía de uno de sus poetas favoritos, Hart Crane, en The Broken Tower (2011). «Era el papel de mis sueños y nadie me lo ofrecía», aseguró James Franco. El año pasado probó con Cormac McCarthy en Child of god y por primera vez con Faulkner en As I lay dying. Ahora ha vuelto al clásico de la literatura norteamericana con El ruido y la furia, la historia de la decadencia de una familia del sur de Estados Unidos, los Compsons, a principios del siglo pasado.
James Franco reduce a tres los episodios de la novela original, cada uno desde el punto de vista de uno de los hermanos. Él mismo interpreta a Benjy, mudo y retrasado mental. Jacob Loeb es el sensible y melancólico Quentin, y Scott Haze, el mayor, el frío e irritable Jason. Cada uno de ellos a su manera está obsesionado con su hermana Caddy (Ahna O'Reilly), una presencia que gravita en cada una de las tres historias. «Aunque es una novela escrita hace 80 años, tiene un carácter experimental. Pensé que, aun siendo riguroso con la ambientación de la época, si adaptaba esa estructura de la novela, lograría una película muy contemporánea», explicó el cineasta.
Esa es quizá la principal diferencia entre su versión y la de 1959, protagonizada por Joanne Woodward y Yul Brynner. «Esa película adapta la historia, pero no el estilo de Faulkner», considera el actor y director, de 36 años. James Franco, que como actor encarnó al poeta Allen Gingsberg en Howl (2010), tiene también pendiente de estreno un «biopic» sobre Bukowski.