Xoel López continúa su camino ecléctico con «Paramales»

Javier Becerra
Javier Becerra A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

GUSTAVO RIVAS

Su nuevo trabajo es un compendio de pop mestizo y totalmente inclasificable

05 jun 2015 . Actualizado a las 16:22 h.

El renacer artístico que para Xoel López supuso Atlántico (2012) continúa. Paramales, el disco que acaba de editar (segundo a su nombre tras abandonar el alias de Deluxe), lo confirma dentro del camino con un pie en América y otro en España inaugurado en aquel. Incluso va más allá en esta ocasión. Por sus canciones discurren rancheras posmodernas, acordeones arrabaleros, ritmos cuasi tribales, frágiles desarrollos acústicos, guitarras con claros dejes africanos, reminiscencias del synth-pop ochentero y un interminable crisol de razas musicales.

Definitivamente, el coruñés ha puesto su vena más experimental sobre la mesa. Pese a seguir haciendo música con esa pegada adhesiva marca de la casa, lo cierto es que ahora se reivindica como un músico mestizo totalmente singular en el pop español. Si Atlántico ya despertaba la admiración de algunos de sus compañeros de profesión por la libertad que desprendía, ahora ha doblado la apuesta. Jugando a ser un poco más raro, abogando por ser un poco más personal, eligiendo instalarse un poco más al margen de todo. Desde luego cuesta encontrarle algún compañero de viaje a Paramales. Difícilmente un disco nacional logre en este 2015 combinar accesibilidad y extrañeza de esta manera.

Los disparos previos vinieron con los adelantos Todo lo que merezcas y Yo solo quería que me llevaras a bailar. La primera podría tirar de la ranchera-pop de Julieta Venegas. La segunda supone un prodigio de sencillez melódica y sofisticación instrumental. Adictiva y diferente a cada escucha, conlleva un riesgo: dejar al oyente girando en bucle sobre ella y la sensación circular de que nunca se llega a terminar del todo. ¿La canción del año? Quizá.

También merece mención especial A serea e o mariñeiro. Exuberante e hipnótica, se trata de un auténtico salto sin red. Una orgía de ritmos que, seguramente, dejará boquiabierto a más de uno atascado en la idea más comercial de Xoel. Pero, importante, no solo sorprende. También emociona. El riesgo aquí va más al corazón que al cerebro.

El trío mentado ejerce de gancho, pero Paramales contiene mucho más. Arranca con la épica de Patagonia, sigue con las reminiscencias argentinas de Un año más, continúa con el puntillismo pop (y la deliciosa poética) de Yo vi un hombre desaparecer y así hasta la espectral La casa hace ruido cuando no estás, canción de amor en la que el autor parece cantarle a su momento idílico particular. Ese que impregna de luz su cancionero, otrora oscuro y con tendencia a la pena. Ese que lo ha convertido en una figura imprescindible que gana con los años. Y no al revés, como es habitual en el planeta pop. Un rareza en todos los sentidos.