«Star Wars»: la redención del clásico

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

MARIO ANZUONI | Reuters

El estreno nocturno de «El despertar de la fuerza» llenó los cines de fans de la saga galáctica de todas las edades que se sacaban fotos incluso con la pantalla de fondo

19 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Según el propio George Lucas, creador de Darth Vader, la saga de La guerra de las galaxias es la historia de la caída en el reverso tenebroso y posterior redención de Anakin Skywalker. Pero los fanáticos suelen coincidir en que quien verdaderamente necesita una redención es el propio Lucas tras perpetrar las gomosas precuelas que tan buenas siestas han propiciado. Pues ese perdón parece haber llegado de manos del director J.J. Abrams y la nueva entrega de Star Wars, El despertar de la fuerza, que tuvo un estreno multitudinario e impaciente en la noche del jueves, justo al traspasar el umbral legal de la medianoche.

«El mayor estreno del mundo» -según lo definió Quentin Tarantino en una reciente polémica mantenida con Disney, propietaria de los derechos de Star Wars- reunió en las infinitas salas que lo acogieron a una parroquia singular, no tanto por los disfraces y accesorios varios con que muchos acudieron ataviados a ver la película, sino por lo heterogéneo de la muestra poblacional. Aparte de los cuarentones que despertaron a la fantasía cuando eran unos niños gracias a los caballeros Jedi, las butacas se llenaron de jóvenes Padawan que, por edad, podrían ser los nietos de Han Solo.

El fenómeno trasciende generaciones. Incluso va más allá de lo estrictamente cinematográfico. Nada más empezar la proyección -con el todavía conmovedor «Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana...»- los gritos de emoción incontrolable se escucharon en la sala mientras decenas de fans se levantaban del asiento móvil en mano incluso para sacarse un selfie imposible con la pantalla de fondo. Una pasión desatada que no se vio mermada por la media hora de anuncios que los presentes tuvieron que tragarse antes de viajar por las estrellas.

El filme, desde el guion hasta su cuidada imagen de querencia analógica, está hecho con un único fin: contentar a los fans. Y lo consigue a pesar de la vacuidad de algunos de los personajes nuevos y gracias a su ritmo frenético y la colección de guiños a la trilogía original. Es complicado relatar las exageradas reacciones del público sin revelar nada de la trama -porque hay mucho que revelar-, pero puede destacarse que en las dos horas y cuarto que dura la película hubo ovaciones para las apariciones de Han Solo o R2-D2, que levantaron al público del asiento, bastantes risas e, incluso, alguna lágrima desconsolada en un momento concreto. Y a la salida, las inevitables elucubraciones sobre lo que pasará en la próxima entrega.