Un libro retrata a Billy Wilder como un gran «romántico oculto»

La Voz MADRID / EFE

CULTURA

WOLFGANG KUMM

José Luis Garci prologa un volumen con análisis y anécdotas de la carrera del director de «Perdición» o «El apartamento»

10 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Con su humor ácido y su enfoque implacable y a la vez tierno hacia las miserias humanas, Billy Wilder despojó definitivamente al cine de su inocencia. Una veintena de críticos disecciona sus películas y sus obsesiones en El universo de Billy Wilder (Notorius Ediciones). Se trata de un libro de gran formato, ilustrado con fotografías, que en más de 450 páginas recoge análisis y anécdotas, desde sus comienzos como guionista de la UFA en Berlín en los años 30, al alumbramiento de sus obras maestras, como El apartamento, Perdición o El crepúsculo de los dioses.

José Luis Garci, autor del prólogo, lo considera «uno de los grandes románticos del sigo XX» y creador de algunas de las imágenes más poderosas del cine, a pesar de su estilo funcional, siempre al servicio del guion. Los afilados diálogos de Wilder y frases contundentes son una de sus señas de identidad, escritos por él o con sus colaboradores, en especial Charles Brackett e I.A.L. Diamond. Cada capítulo del libro va encabezado por un extracto de alguno de esos diálogos. «Si te enamoras de un casado, no te pongas rímel», dice Fran Kubelik en El apartamento. «Nunca le pida a un gran hombre un pequeño favor», advierte el teniente Schwegler en Cinco tumbas al Cairo; por no hablar de una de los cierres más famosos del cine, ese «Nadie es perfecto» de Osgood Fielding III en Con faldas y a lo loco.

Con su fatalismo cómico, su estilo desinhibido y la permanente guía de su maestro Ernst Lubitsch, Wilder liberó a la comedia de los corsés del pasado, apunta David Felipe Arranz. El experiodista que llegó a Estados Unidos huyendo de la Alemania nazi entendió como nadie eso de que el humor es el dolor dado la vuelta y también que las apariencias engañan. Pero también dejó grandes dramas, como El crepúsculo de los dioses, Perdición, Testigo de cargo o la terrible Días sin huella, crónica de los estragos del alcohol con la que ganó cuatro Oscar.

El universo de Billy Wilder dedica páginas y fotogramas a películas menos conocidas y supuestamente menores del autor de origen polaco, como Fedora o Cinco tumbas al Cairo, y a sus trabajos como guionista. Incluye también curiosidades, como su mala relación con Humphrey Bogart en Sabrina. Con su espíritu provocador y heterodoxo, no es de extrañar que Wilder tuviese problemas con la censura. La lista de prohibiciones y recomendaciones del famoso Código Hays, que se aplicó en Hollywood hasta mediados de los 60, coincidían prácticamente con los temas que más interesaban a Wilder: adulterio, prostitución, homosexualidad o crítica al capitalismo.