Amancio Prada: «Voy donde la vida me lleva»

CULTURA

Paco Rodríguez

El cantante y compositor considera que las Rías Baixas son uno de los lugares más privilegiados del mundo

01 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Amancio Prada (Ponferrada, 1949) habla casi como canta. Y no dice cosas muy distintas. Nos encontramos en un hotel de Vigo, antes de una actuación, donde mantenemos una charla tranquila, casi cantada, donde las referencias son siempre poéticas.

-Hace poco tuvo usted un gran éxito en la catedral de Santiago.

-Para mí, que fui niño de coro en Cambados, cantar con dos escolanías fue una maravilla, una gozada. Eran ochenta voces, eso crea un bosque primaveral, risueño, un milagro del apóstol Santiago. Si no un milagro, una gracia.

-¿Sigue viviendo en Ponferrada?

-No, no. Aunque voy mucho. Vivo entre Madrid y Urueña.

-Usted se fue muy joven al París post 68. Eso marca, supongo.

-Sí, llegué en 1969 y me fui en 1975. Me marcó mucho, claro. Y para bien. Allí tuve la suerte de ver cantar a los grandes: Moustaki, Brassens... Con Brassens incluso canté. Y me di cuenta de que la canción no era un sarampión de juventud sino el destino de una vida entera.

-¿Pensó que llegaría hasta aquí viviendo de la canción?

-Nunca tuve un horizonte, voy donde la vida me lleva. Pero yo cantaba siempre: cuando era niño, cuando acompañaba a mi padre arando con las vacas, cantaba mi madre y cantaban mis hermanos. En aquel mundo se cantaba. Luego fui niño de coro con los Salesianos y más tarde vocalista de orquesta.

-¿Vocalista de orquesta, cantando pasodobles?

-Y cumbias. Mientras hacía el bachillerato en Ponferrada. Cantaba para que los enamorados tuvieran donde agarrarse mientras bailaban.

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-Y antes neno de aldea.

-Sí, iba con las vacas de pastor. El tiempo pasaba tan lento que cuando volvía siempre me mandaban otra vez con ellas para el prado. Iba a buscar el agua por la presa arriba y tenía miedo; se movían los chopos y parecía que eran fantasmas y entonces me ponía a cantar. Y cuanto más miedo tenía, más alto cantaba. Y por eso sigo cantando, para matar el miedo y la angustia y aportar un poco de alegría a la conversación del mundo.

-¿Se sigue hablando mucho gallego en el Bierzo?

-Yo diría que algo menos. Tiene que ver con el declive del mundo rural. Pero nos sentimos muy gallegos en el Bierzo. De Galicia nos llega el aire, la lluvia... Somos el pórtico natural de Galicia.

-¿Qué música escucha?

-Un poco de todo. Escucho mucha música cuando voy de viaje.

-¿Cuál fue el último disco que se compró?

-No compro mucho. La escucho más bien por la radio, o en Internet... Bueno, hace poco compré un disco a la salida de un concierto de una violonchelista que se llama Iris Azquinecer. La verdad es que es el sitio donde se compran ahora, a la salida de los conciertos, porque tiendas de discos ya no hay.

-En realidad, en los coches nuevos ya no hay ni reproductor de CD.

-En el mío tengo un reproductor de cassette. Es muy viejo, tienen 817.000 kilómetros.

-Vaya, si que le tiene cariño.

-Quiero alcanzar el millón de kilómetros, sí.

-¿Qué opina del reguetón?

-Humm. He oído hablar pero no sé qué es. ¿Qué es?

-Nah, es igual, cambiemos de tema. ¿Podría definirse en cuatro palabras?

-Soy lo que canto.

-¿Qué le gusta hacer? ¿Sabe perder el tiempo?

-No tengo la sensación de perder el tiempo, porque todo lo que uno vive, de alguna manera conduce a lo que te ocupa y preocupa. Me gusta pasear cuando estoy en el campo, estudio mucho, me gusta estar con amigos y tener un buen mencía al lado.

-Como buen berciano.

-El de la Ribeira Sacra no está nada mal. Pero bueno, quien dice un mencía dice cualquier vino honrado.

-¿Nunca pensó en producir vino?

-No, pero en la próxima vida a lo mejor me alío con Noé.

-¿Qué tal cocina?

-Bien. Me gusta y me relaja, pero cosas sencillas.

-¿Una empanada?

-No, no. Mi madre hacía unas empanadas de calamares que se te saltaban las lágrimas, pero a mí no me gustan los platos complicados, que llevan mucho tiempo.

-¿Cuál es el lugar más hermoso que conoce?

-De todo lo que he visto en el mundo las Rías Baixas me parecen un lugar privilegiado en tierra, mar y aire.

-Cuente alguna manía.

-Soy un poco obsesivo a veces. Hasta que no acabo una cosa no hago otra. Pero no sé si es una manía o más bien una forma de ser. No soy maniático.

-Una canción.

-Maio maduro maio, de José Afonso.

-Qué es lo más importante en la vida.

-Salud, trabajo y amor.