Los bretones Gwendal abren el Festival de Ortigueira, territorio «folkie»

a. cuba ORTIGUEIRA / LA VOZ

CULTURA

CÉSAR TOIMIL

Hosteleros y campistas se preparan para la apertura de una de las grandes citas musicales del verano gallego

11 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Elisa, madrileña, debutó en el 2018 en el Festival Internacional do Mundo Celta y este año repite, con Carmen y otros compañeros del grado de Ingeniería en Tecnologías Ambientales de la Politécnica. «Me fui encantada y llevo todo el año hablando del Festival de Ortigueira». Ayer caminaba por el empedrado que da acceso a la acampada del pinar de Morouzos ayudada de una muleta, por una caída de esta misma semana: «Ni así me lo pierdo». Ortigueira es ya territorio folkie. Los festivaleros llenan calles, tiendas y terrazas, y marchan despacio bajo la canícula rumbo «al paraíso», el entorno del arenal de Morouzos.

 «Esto es el aperitivo», comentaba ayer un hostelero, tomando aliento para cuatro días de abarrote y música. Esta noche (22.00 horas) arranca todo, con la final del certamen Runas, por el que han pasado 120 bandas noveles desde el 2000. Túa (Murcia), Dequenvessendo (Galicia) y Yuki Kojima Banda (Japón) aspiran al premio: 3.000 euros y el pase directo al festival del 2020.

La veterana banda bretona Gwendal abrirá ese viernes el Mundo Celta 2019 (1.00). Estos pioneros en la fusión de la música tradicional y el rock regresan a Ortigueira, donde se estrenaron en el 2006. La velada inaugural la cerrarán los andaluces Stolen Notes, un grupo que surgió en Sevilla en el 2006 y ganadores del concurso Runas en el 2011, dentro de las jam sessions de música irlandesa.

 En la Alameda y los jardines del Malecón se respira mundo celta desde hace varios días. Hay bullicio de gente y de mercancías para abastecer los locales. Mañana sonarán las primeras gaitas, con los pasacalles de las bandas de las naciones celtas durante todo el día. Y arrancará el Espazo Paralaia, una propuesta del pub fundado hace tres años por los hermanos María y Javier Quintiana, con apoyo de su madre, Loli Pérez, artífice del renacer del festival, en 1995. Tocará la banda Andoa (19.30). El sábado se colarán los vigueses Caldo (17.00) y Brúa e amigos (18.30); y el domingo, Holiday Club (19.30), con doble sello, irlandés y escocés, y origen en Edimburgo.

La música es el motor que impulsa Ortigueira durante estos cuatro días. Para Marta, tatuadora de Fisterra, y sus amigas Fátima, Aida, Zuri y Lucía, de Betanzos y Abegondo, estudiantes universitarias y de ciclos formativos, «aquí empieza el verano». «Es lo mejor de las vacaciones y de nuestra vida», sentencian, doblegadas por las mochilas y las neveras al pie del pinar de Morouzos. Son reincidentes: «Todo el mundo es solidario y comparte, no hay peleas ni casi robos... Solo un año nos llevaron una parrilla [risas]. Si quieres, se liga, y mucho, la gente es muy abierta y está muy receptiva, es un campo de experimentación». ¿Alguna queja? «Tener que ir al pueblo cuando te quedas sin agua, si pusieran aquí un súper...». Por pedir.