Ellos son los protagonistas de la icónica fotografía de Woodstock

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Su abrazo, recién levantados y entre mantas, se acabó convirtiendo en una parte más de la leyenda del rock. Ahora Nick y Bobbi son guías del museo que recoge la memoria del festival

13 ago 2019 . Actualizado a las 12:16 h.

Nick y Bobbi tienen ahora 70 años y cargan con ilusión toda una vida juntos. A sus veinte, la pareja era una más de las tantas que acampaban para rendirse al festival de Woodstock. Lo que no sabían entonces es que se acabarían convirtiendo en una parte más de la leyenda del rock. Ese día de 1969 amanecieron en una actitud muy cariñosa. Su abrazo aún cubiertos con mantas fue el objetivo de las cámaras porque representaba el espíritu del festival. Simbolizaba el amor y la unión del festival y, por eso, poco más tarde sería la imagen de portada del disco.

Ambos recuerdan ahora sus conciertos e insisten en la paz y la seguridad que se respiraba en ellos. «El mundo necesita más Woodstock», apuntan. Él carpintero y ella enfermera tuvieron dos hijos dos años más tarde de aquella gesta. Ahora Nick y Bobbi son guías del museo que recoge la memoria del festival. Porque su historia, dicen, comenzó y acabará con lo que para ellos fue el santuario también del amor.

«Nunca supimos que estábamos haciendo historia»

El cofundador del festival de Woodstock Michael Lang reconoció hace unos días que «nunca» supo que estaba haciendo historia aunque fue consciente de que vivió «algo especial» durante el verano de 1969, cuando medio millón de personas se congregaron en Nueva York bajo el lema «paz y música».

Lang fue el responsable, junto con tres amigos -Artie Kornfeld, John P. Roberts y Joel Rosenman-, de organizar un evento que marcó una era y pasó a la historia como el culmen del movimiento hippie y la contracultura de la década de 1960. Varias anécdotas relatadas por sus protagonistas demuestran la improvisación que reinaba en aquellos días y que hizo de Woodstock algo especial. «Queríamos que Hendrix tocara en el clímax, en la medianoche -aseveró Lang, en una declaraciones recogidas por la agencia Efe-. Pero su representante se negó y dijo que tenía que cerrar. Así que acabó tocando a las 09.30 de la mañana ante unas 50.000 personas que resistieron, pero tocó de maravilla».

A pesar del mito que encierra todo lo que rodea a Woodstock, el músico John Sebastian se atrevió a rebajar la leyenda: «Solo cuatro o cinco músicos tocaban realmente bien, el resto fuimos allí a disfrutar en compañía», admitió frente a una fotografía que muestra al público entregado durante uno de los conciertos del festival.