«El oficial y el espía», uno contra todos

Eduardo Galán Blanco

CULTURA

Fotograma del último filme de Roman Polanski, «El oficial y el espía»
Fotograma del último filme de Roman Polanski, «El oficial y el espía»

La última película de Polanski, que aborda el escándalo Dreyfus, es de una belleza, armonía y clasicismo extraordinarios, en la que brilla un Jean Dujardin de imponente presencia

06 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante más de cien años, el caso Dreyfus ha sido una obsesión para los franceses. En 1895 condenaron a cadena perpetua al oficial judío -el capitán Alfred Dreyfus- por espionaje y traición: se le linchó ante la opinión pública antes de enviarlo deportado a la isla del Diablo, en la Guayana Francesa, aquella de la que se fugaría Papillón. Una década después, gracias al solitario trabajo de un recto teniente coronel -Georges Picquart- y a la famosa carta Yo acuso, publicada por Émile Zola en el periódico L’Aurore, se pudo demostrar la inocencia de aquel falso culpable. El caso tuvo tanta repercusión que el propio Georges Méliès le dedicó varios cortometrajes, casi contemporáneos a los hechos.

Dreyfus era también para Roman Polanski una fijación desde hacía mucho tiempo, pues el autor polaco entiende a la sociedad como una bestia que persigue al individuo, irremediablemente enfrentado a todos.

El oficial y el espía comienza con la degradación pública del capitán. Rompen su espada, le retiran los galones y -como al personaje que encarna Emil Jannings en el filme de F. W. Murnau El último- le arrancan, uno a uno, los botones de su casaca. «Parece un sastre judío que pierde su última moneda», comenta un Picquart que aún es parte de la maquinaria antisemita, sin comprender los oscuros resortes kafkianos que pulsan sus jefes militarotes. «Los romanos sacrificaban cristianos, y nosotros le damos judíos al pueblo: eso es progreso».

Dreyfus, encadenado a la cama de su celda como el Cristo de Mantegna, la isla del Diablo contrapuesta en el montaje a un impresionista desayuno sobre la hierba parisino, los libros de Zola quemados al modo nazi, la fría luz de la mañana iluminando a la amante del investigador...

La última película de Roman Polanski es de una belleza, armonía y clasicismo extraordinarios, anulando de un plumazo cualquiera de los anteriores largometrajes -más de diez- dedicados al caso Dreyfus. Te sumerge de un modo hipnótico en otro tiempo, nada te choca o te molesta y disfrutas de la atmósfera creada y del detallismo del director. Trabajando con la contención -la furia ante la sinrazón, expresada con la mirada- brilla un Jean Dujardin de imponente presencia.

Y el epílogo es emocionante y agridulce, con el encuentro, años después, de Picquart y Dreyfus en el despacho del primero, que ahora es ministro. Tras la despedida, un rótulo nos dice de estos hombres que unió el destino: «Nunca volvieron a verse».

«J’ACCUSE»

Francia, 2019.

Director: Roman Polanski.

Intérpretes: Jean Dujardin, Grégory Gadebois, Louis Garrel, Emmanuelle Seigner, Hervé Pierre, Vincent Perez, Melvil Poupaud, Mathieu Amalric, Wladimir Yordanoff, Eric Ruf.

Thriller / drama histórico.

132 minutos.