Sin violencias

Gracia Novás

CULTURA

11 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Sin necesidad de explotar la violencia explícita, el sexo y el lenguaje mal sonante, Mary Higgins Clark se ha mantenido cuatro decenios en la cima de las listas de ventas. Dicen que Quentin Tarantino aún se pregunta cómo ella pudo lograrlo. Nadie se imagina al realizador adaptando una de las obras de intriga de la autora neoyorquina. Es igual, aunque muchas de sus novelas fueron llevadas al cine y la televisión, a Higgins Clark nunca le hizo falta impulso más allá de su propia escritura para triunfar. Viuda con poco más de treinta años y cinco hijos a su cargo, fue una mujer hecha a sí misma, que hubo de luchar para sobrevivir -como ya había hecho cuando se quedó muy joven huérfana de padre-. Esa dura escuela de la vida le despertó (y afiló) el instinto de narrar, le confirmó que el ser humano necesita que le cuenten historias, como también que el crimen está indiscerniblemente unido al hombre. Esa sabiduría, y su enorme tesón, como la convicción de que el relato resultará mejor cuanto menos pretencioso, perfilaron la fórmula de su prolongado y envidiado éxito.