Van Halen, el guitarrista que marcó el pulso del «hard-rock» de los ochenta

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Van Halen en un concierto en el año 2012
Van Halen en un concierto en el año 2012 Lucas Jackson

Fue un instrumentista prodigioso que alcanzó la gloria comercial con en el single «Jump» en el año 1984

07 oct 2020 . Actualizado a las 15:25 h.

En una de las escenas de Regreso al futuro (1985), Marty McFly se cuela en la habitación de su padre George. Viste un traje antinuclear para simular ser un extraterrestre. Le coloca unos auriculares, inserta una cinta de Van Halen en el walkman y pulsa play. La volcánica guitarra del americano aparece como un sonido llegado de otro planeta, dándole verosimilitud a la farsa. En otra secuencia del filme Marty interpreta el Johnny B. Goode de Chuck Berry antes de existir (es de 1958 y el filme recrea 1955). Todo va bien hasta que el músico se pone en estilo tapping como Van Halen. De nuevo, su música aparece como una marcianada. Aquellos chicos estaban preparados para recibir el rock and roll, sí. Pero no para algo tan avanzado.

Realmente lo que planteó Eddie Van Halen (Ámsterdam 1955 -Santa Mónica, 2020) a finales de los setenta y los primeros ochenta supuso una revolución. De hecho, hay quien compara su influencia en el heavy de los ochenta a la que Jimi Hendrix tuvo en el rock de los setenta. En Van Halen (1978), su disco de debut, incluyó un tema instrumental breve pero de una intensidad brutal: Eruption. Un minuto y 42 segundos cuya lava se extendería por todo el hard-rock americano de los ochenta. Daba la sensación que tomaba el género donde lo había dejado Led Zeppelin para llevarlo más allá. Héroe de la guitarra por excelencia, su rostro extasiado tocando la Frankenstrat (guitarra híbrida creada con elementos de Fender y Gibson) estimuló a miles de jóvenes abducidos por su manejo de las seis cuerdas.

No se encontraba solo. Aunque llevase su apellido, Van Halen era un grupo formado a principios de los setenta por su hermano Alex Van Halen y Mark Stone. Luego se les uniría el bajista Michael Anthony y el carismático David Lee Roth. El chorro de voz y las acrobacias de este se fundieron con la habilidad instrumental del guitarrista. Y dieron forma a una visión pirotécnica del rock en aquel debut, un disco de los setenta pero con una fuerza que miraba hacia el futuro.

En aquel debut se fijaron las bases. Además de Eruption, incluía su celebrada versión de You Really Got Me de The Kinks o el clásico Runnin' With The Devil. Un triángulo que los propulsó al estrellato y que los mantendría con Van Halen II (1979) y Women and Children First (1980). Después, llegarían sus coqueteos con los sintetizadores, la colaboración estelar en Beat It de Michael Jackson y su consagración como superestrella. Tocaría techo con 1984 (1984) y, de manera especial, con el sencillo Jump. Uno de esos temas que definen un momento: los soleados EE.UU. de Los Ángeles 84 fascinando al mundo como un gigantesco videoclip.

La euforia sintética del tema en realidad ocultaba que cantante y guitarrista ya tenían unas tiranteces que acabarían por la salida del primero. Lo sustituyó Sammy Hagar y siguió sacando discos, pero ya nada volvería a ser lo mismo. La explosión del rock alternativo y el grunge en los noventa dejó obsoleta la figura del guitarrista técnico que él representaba. Pasó a un segundo plano, mito de una época superada por la evolución.

Desde entonces combinó la nostalgia y la reivindicación de su legado, con los problemas de salud. Entre ellos, adicciones al alcohol y drogas. Finalmente sería un cáncer de garganta el que le causaría la muerte. Tenía 65 años.