El edificio, proyectado en algún lugar de Galicia por los arquitectos Creus y Carrasco, y desarrollado por la firma coruñesa Xoia Extending Reality, abre hoy en su sitio de Internet
24 mar 2021 . Actualizado a las 21:55 h.Ciento once años después de que la pintura se desentendiera de la representación de la realidad para abrazar la abstracción, el arte vuelve a cuestionar las fronteras de lo real. «Podemos romper as regras da natureza, crear físicas imposíbeis, espazos que non se sosterían en pé, podemos plasmar o que imaxinamos dunha maneira que no mundo real sería imposíbel. O único límite aquí é a nosa imaxinación. O bo é que a realidade virtual permite formas de crear que non teñen por qué reproducir a realidade», explica Xoel Vázquez, fundador de la firma Xoia Extending Reality y desarrollador del Museo Virtual (MUV) que la Fundación María José Jove presentó este miércoles en su sede de A Coruña.
Proyectado por los arquitectos Juan Creus y Covadonga Carrasco en un lugar imaginario de Galicia, rodeado de mar, plantaciones de maíz, macizos de granito y soutos de castaños, el edificio abrirá hoy mismo en el sitio muv.fmjj.org, o a través de la web de la fundación, como un espacio nómada y flexible que los visitantes podrán recorrer sala a sala, pertrechados con unas gafas de realidad virtual, o en visualización digital. «Trátase dunha experiencia inmersiva na que o visitante se despraza con total liberdade por un espazo cultural onde suceden cousas», detalla Vázquez, que desliga el museo de iniciativas precedentes, como «a aplicación virtual dun museo equis», para convertirlo en una «plataforma e ferramenta de futuro para a creación artística».
Damián Ucieda, con un trabajo fotográfico en blanco y negro sobre el oleoducto que atraviesa el centro de A Coruña, protagonizará la primera exposición del MUV, Camiño negro, comisariada por Juan de Nieves y dispuesta en una instalación de treinta pantallas en movimiento. Le seguirán hasta finales de año un proyecto de Irene Kopelman sobre la morfología del territorio de la Ribeira Sacra, una reflexión de Katrin Nidermeier sobre la música y el baile tradicional gallego, y el montaje Arquitectura Límite, un estudio de la Escola Superior de Arquitectura da Coruña que documenta todas las construcciones industriales que se asientan en la línea de costa de 965 kilómetros de la provincia.
Picasso y Juan Muñoz
«El museo es un centro convencional con su proyecto curatorial, su programación anual y sus actividades vinculadas a la programación. Lo que cambia son las herramientas de desarrollo», señala Susana González, directora de la magnífica colección de arte de la fundación, de la que apenas se exhibirán cuatro obras en esta etapa inicial, entre ellas, un Picasso de 1933 y Sara frente al espejo (1996), de Juan Muñoz. «Estarán solo a modo de ejemplo, porque no queremos hacer juegos de reproducción de la realidad en formato virtual», insiste la directora de los fondos. El propósito es abrir el horizonte, «contribuir al posicionamiento de Galicia en el panorama del arte contemporáneo internacional», apunta Felipa Jove, presidenta de la fundación, y hacer del museo un punto de apoyo para creadores y un lugar de encuentro para curadores, investigadores, contexto.