«Jungle Cruise»: Holgado artefacto para la taquilla

Miguel Anxo Fernández

CULTURA

Frank Masi

Disney le encomienda la película al español afincado en Hollywood Jaume Collet-Serra, que luce oficio pero carece de sello autoral

03 ago 2021 . Actualizado a las 10:27 h.

Van de cara. Disney tenía muy claro su objetivo con este artefacto: potenciar el espectáculo homónimo en Walt Disney World Resort, cerca de Orlando, en Florida, para hacer caja -se estrena simultáneamente en su plataforma, 30 dólares para el mercado local (22 euros en España)-, y encomendárselo al español afincado en Hollywood Collet-Serra, que luce oficio pero carece de sello autoral. El guion a seis manos fagocita franquicias como Indiana Jones y Piratas del Caribe, junto a unas pizcas de otras, sumadas a la principal referencia: el clásico de John Huston La reina de África (1951), con Bogart y Katharine Hepburn, la base de la atracción original. Considerando que la prioridad de Jungle Cruise es la chavalada, dentro de esa nebulosa que el mercado etiqueta como target familiar, la operación les saldrá redonda y, o mucho nos equivocamos, o ya tenemos serie para rato, con el soseras Dwayne Johnson disfrazado del aventurero Frank Wolf -cuyo origen biológico se remonta al siglo de los conquistadores-, junto a la intrépida Lily Houghton, bien vestida por Emily Blunt, que va y se lo cree.

Lo de holgado es porque a la trama o bien le sobra media hora o bien alguien -director y guionistas, o ambos- no fueron capaces de romper el bucle que, a mitad del metraje, amenazaba con otro día de la marmota, con situaciones reiteradas que, además, cargan de plomo el ritmo. La búsqueda de una flor milagrosa es lo que mueve a los personajes y se remonta al XVI y a Lope de Aguirre, en un quiebro histórico que se antoja innecesario por introducir un elemento real en una fantasía desmadrada. Ocurren cosas, pero desde el minuto uno intuimos que todo acabará bien, sin posibilidad de algún quiebro sorprendente. La pericia de Collet-Serra queda confirmada en la secuencia inicial, que bien podrían haber filmado Spielberg o Verbinsky, aunque el resto del metraje se desarrollará unas veces por senderos pedregosos y, otras, por caminos más despejados. Añádase el esperado y consabido despliegue digital, y todos contentos. Un entertainment al uso para engrosar la taquilla en adversos tiempos de covid.