«Violation», un «revenge» servido muy frío para helar las venas

josé luis losa SITGES / E. LA VOZ

CULTURA

La actriz Marta Nieto, junto con el director Juanjo Giménez.
La actriz Marta Nieto, junto con el director Juanjo Giménez. Susanna Saez | Efe

«Tres», la coproducción gallega presentada ya en Venecia muestra en este certamen su sesgo más fantástico

13 oct 2021 . Actualizado a las 09:57 h.

Le hace mucho bien a un festival la aparición de una película de detonación, que sirva de parteaguas y remueva y modifique el curso del certamen. En Sitges, este rol disruptivo ha hecho su aparición con Violation, filme canadiense que dirigen Dusty Mancinelli y Madeleine Sims-Fewer, en una opera prima de esa estirpe de cine que se reconoce en su naturaleza hostil, cortante. Y que lleva a sus últimas consecuencias su plan de descomponer un acto de violencia extrema inaudita y de mostrarlo con la frialdad de una tomografía. Por eso, en este festival cuyo público mayoritario lleva en la masa de la sangre el aire festivo y riau-riau de la celebración como pases taurinos ante situaciones del cine gore que incluyan el más amplio abanico de mutilaciones corporales, surgió Violation y de un solo tajo dejó helado este caldeado ambiente de alegría postpandémica.

El filme de Mancinelli y Sims-Feyer propone una desestructuración del subgénero revenge. Suele este seguir una narrativa lineal in crescendo, a medida que la víctima deviene verdugo. Pero en Violation, Sims-Feyer -quien, además de codirigir es la protagonista de esta vendetta inclasificable- actúa desencuadernando la vivencia de una agresión sexual y el acto de venganza ritual que esta va a provocar, para extraer todo rastro de la adrenalina, tramposa compañera de viaje de estos juicios sumarísimos y extrajudiciales. En la negación al espectador de cualquier fuego de artificio, Violation genera incomodidad al ofrecerse como cruda operación quirúrgica donde se disecciona el corpus del delito. Y se muestra esa vindicación -de radicalidad innegociable- para que el espectador que se atreva descubra el silencio de la sangría de emociones que preside cualquier acto de venganza no camuflada como carnaval de cartooon truculento.

«Tres», cine puramente narrativo

También hay cine de inteligencia generosísima en Tres, el filme de Juanjo Giménez que coproduce desde Galicia Frida Films y de cuyos méritos dimos ya cuenta a su paso por Venecia hace un mes. La idea de dotar al sonido de un valor como elemento motor del juego de acción-reacción de una película tiene antecedentes ilustres en nombres como De Palma o Bresson. En Tres, Giménez opta por un filme más puramente narrativo. Y en la grieta de los sentidos de una mujer que trabaja en el sonido de las películas y que descubre su progresiva pérdida de sincro -esto es, una distorsión sensorial que hace que escuche con retraso, a modo de eco de lo que primero ve- Marta Nieto aporta al filme un registro formidable de mujer desnortada, cuando los puntos cardinales de este thriller intimista y certero se registran en decibelios lejanos y, por ello, estremecedores.