El filme de Carpignano explota esa tendencia neorrealista activada por actores no profesionales y que choca de una manera muy expresionista con los mundos paralelos de la protagonista. Los críticos de La Voz analizan además las películas «The Beatles y la India» y «La cima»
01 abr 2022 . Actualizado a las 12:19 h.Para Chiara es una curiosa muestra del subgénero conocido como coming-of-age. En los recientes Óscar, competían las hermosas Licorize Pizza y Fue la mano de Dios, o también Belfast y la ganadora CODA. Las cuatro hablaban de hacerse adulto, algo que da para mucho en el cine, especialmente en aquellas películas donde la familia no facilita el abandono del nido a sus polluelos.
La Chiara del título es una adolescente de 16 años, con un problema añadido al de las dificultades de llegar a la mayoría de edad: su papá es miembro —un soldado con galones— de la ‘Ndranghetta, la mafia calabresa. El filme comienza con la fiesta de cumpleaños de la hermana mayor que celebra los 18 en medio de un ritual que más parece una boda. El padre se revela ahí como figura mitificada por la joven protagonista, un dios que, súbitamente, debe desaparecer tragado —nunca mejor dicho— por la árida tierra de Calabria.
La originalidad de la película reside en la manera de registrar la historia, un estilo muy coherente en la obra de su director, para el que la familia ya tuvo papel importantísimo en A Ciambra. En Para Chiara, lo cotidiano, lo feo casi, los rostros con granos, poros y manchas, los pijamas del súper, la decoración de la casa, son una declaración de intenciones. Y esa tendencia neorrealista —activada por actores no profesionales—, que responde a la gran tradición del cinema italiano, choca de una manera muy expresionista con los mundos paralelos de la mente y del deseo de Chiara: su padre la rescata de un inequívoco incendio onírico y en el suelo del salón familiar se abre una fosa inquietante, un gran agujero negro que conecta con la ansiedad de la chica. El subconsciente colisiona continuamente con la prosaica realidad mientras la joven desciende a los ocultos sótanos del hogar para encontrar el secreto de la familia, el refugio del padre.
«A CHIARA»
Italia-Francia, 2021.
Director: Jonas Carpignano.
Intérpretes: Swamy Rotolo, Claudio Rotolo, Carmela Fumo, Grecia Rotolo, Giuseppina Palumbo, Giorgia Rotolo, Salvatore Rotolo, Concetta Grillo.
Drama. 117 minutos.
«La cima», catarsis en la montaña
Por Miguel Anxo Fernández
La novedad en La cima no está tanto en la trama como en el marco elegido para recrearla y la manera de filmarla. Cormenzana junta a un hombre y una mujer, que no se conocen pero comparten una pasión: la montaña, el alpinismo. Arrancan cada uno a su bola hasta una inevitable confluencia en la soledad de las alturas, rodeados por la nieve, el frío, la ventisca, y en límites de supervivencia. Él para cumplir una promesa: subir al peligroso Annapurna, los 8.091 metros de un ochomil del Himalaya. Ella, en crisis, aislada del mundo y residente temporal en un refugio, a media distancia del famoso pico. Ambos están condenados a toparse y el espectador lo intuye. Lo que ocurra podrá resultar previsible, pero el guion de Nerea Castro dota de matices a esa relación en el marco salvaje de una Naturaleza que exige lo suyo a los intrusos.
Dos personajes frente a sí mismos y sus traumas, en espacios muy concretos: la montaña y el refugio. En medio, su progresión emocional, con sus miedos y reservas, para dar paso a la solidaridad. Ya nada será igual, pero lo dejamos para evitar spoiler. Poco que objetar a su poderosa factura visual, con planos tomados en Nepal y lugares del norte peninsular como el Pirineo aragonés. Destacable es también su atinada cadencia musical, y sus silencios. De planos abiertos, a planos más cerrados. Del refugio y la tienda, a la inmensidad de la nieve y la noche más oscura. Quizá los profanos no captemos otros matices que sí llegan a apasionados de ese mundo, pero Cormenzana se tomó su trabajo con rigor.
«LA CIMA»
España, Francia, 2022.
Director: Ibon Cormenzana.
Intérpretes: Javier Rey, Patricia López Arnaiz, Blanca Apilánez, Kándido Uranga.
Aventuras.
85 minutos.
«The Beatles y la India», más allá del documento
Por Miguel Anxo Fernández
Regresar a un tema medio siglo después supone un desafío en el plano audiovisual. Es muy probable que incluso escaseen las imágenes, por no haberse tomado o bien por haberse perdido. En este sentido, The Beatles y la India no debería ser una excepción, pese a la expectación mediática que acompañaba al mítico cuarteto de Liverpool, y quizá porque su viaje a Oriente en febrero de 1968 tenía un carácter privado, o casi. Se trataba de acercarse a la Meditación Trascendental que apadrinaba el ashram Maharishi Mahesh Yogi, en la ciudad india de Rishikesh, un tema que sobre todo interesaba al guitarrista George Harrison por influencia del gurú, músico y virtuoso del sitar Ravi Shankar.
Ajoy Bose y Peter Compton se estrujaron las neuronas para contarnos una tan interesante como curiosa historia —aquella visita devolvió la India a la actualidad de Occidente—, con el hándicap de unas limitadas filmaciones de archivo —algunas de calidad cuestionable, con textura de grabaciones caseras— aunque suplidas con el regreso al lugar, ahora abandonado pero todavía muy visitado por fans. Ajustándose al canon del género, se apoyan en imágenes grabadas y testimonios, entre los cuales no figuran los todavía vivos Paul McCartney y Ringo Starr, cabe suponer que por dificultades de producción o porque se negaron a colaborar, pues aquello no culminó todo lo bien que se esperaba. Acusaciones de acoso sexual hacia Maharishi, junto a irregularidades financieras, acabaron por marcar distancia con algunos miembros de la banda y su entorno, pero de matizarlo ya se encarga el documental, un producto que cumple expectativas y va bien de ritmo. Sin duda interesante para beatlemaníacos —al cabo, los receptores preferentes— y también para profanos, al dar a conocer una historia que va más allá de lo musical, aunque aquellas semanas acabaron resultando artísticamente muy creativas para el grupo británico.
«THE BEATLES AND INDIA»
Reino Unido, 2021.
Directores: Ajoy Bose y Peter Compton.
Música: Benji Merrison.
Documental.
96 minutos.