Rodrigo Caamaño, de Triángulo de Amor Bizarro: «Julio Iglesias me flipa como estrella de pop total»

Para un festival como el Facela de Lugo (exterior del Auditorio Gustavo Freire, este sábado, a partir de las 19.30 horas), Triángulo de Amor Bizarro son un grupo que trasciende la cuota autóctona. «Veo el cartel y hay un montón de grupos que me apetece ver —indica Rodrigo Caamaño—. Parece hecho a medida de nuestro estilo, pero a su vez no es el típico festival que se hacía antes de la pandemia». Este sábado serán cabeza de cartel en una jornada en la que también actuarán Hinds, Los Punsetes, Lie Detectors, Filophóbicas y Bang 74.

—¿Qué ha cambiado con la pandemia para ustedes?

—Ahora tenemos un público mucho más joven y variopinto. Antes sí que notabas una homogeneidad, de gente de tu generación. Ahora ha cambiado. Aparece gente de 17, 18 y 19 años, que es la primera vez que te ven. A lo mejor, llegaron a nosotros por otros grupos de su generación, como Carolina Durante o Hinds. Ya no es el rollo de fans que te escuchan de toda la vida.

—Llevan dos años muy experimentales.

—Ahora estamos dando un montón de conciertos. Iremos a México otra vez. Nos encontramos en este rollo disfuncional de presentar un disco editado hace dos años. El tiempo que nos queda es para trabajar en el disco nuevo. Hay cosas muy guais. ¿La etapa experimental? Nos sirvió muchísimo, ya que se abrieron puertas para el disco nuevo y hacer canciones con otra perspectiva. Pero tocando estamos muy contentos, porque nos topamos con la gente de pie. Fue como volver a retomar una cosa que llegaste a pensar que a lo mejor no volvía.

—Sí, eso de las sillas alineadas y vigilantes entre ellas... Parecía de ciencia ficción.

—Y con el paso del tiempo más. Emocionalmente fue muy complicado. Hacías las cosas con miedo y un poco a la desesperada. Te decías: «Toco así porque a lo mejor no vuelvo a tocar más». Hicimos un montón de conciertos y al final ya era insoportable. Hacías los bolos y pensabas que todo era absurdo.

—Si un seguidor de Triángulo de Amor Bizarro va a su casa y mira sus discos, ¿qué sorpresa se puede llevar?

—Muchas. Tengo, por ejemplo, el single de Remedios Amaya, el de Quién maneja mi barca. Es una canción que me encanta.

—Ahora se está reivindicando a Julio Iglesias, una figura que ustedes ya versionaban en directo en el año 2011.

—Pues estuve hace unos dos meses obsesionado con la canción La carretera de Julio Iglesias. Es flipante. Y luego La carretera II. Es como Julio Iglesias haciendo dream pop, pero con millones de dólares en la producción. Son canciones propias, porque a mediados de los noventa quiso reivindicar su rollo de cantautor. Se trata de temas tremendos, rollo Twin Peaks, pero a lo latino. A mí es que Julio Iglesias me flipa, por su timbre de voz y lo que representa como estrella de pop total.

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