Críticas de tres estrenos cinematográficos: «Broker», «El gato con botas: el último deseo» y «Eugénie Grandet»
CULTURA
Los expertos de La Voz de Galicia analizan tres de los filmes que llegan este viernes a las pantallas de los cines gallegos: un drama asiático actual, una animación de aventuras de Dreamworks y la adaptación de una de las más populares novelas de Honoré de Balzac
23 dic 2022 . Actualizado a las 10:33 h.Las fechas navideñas, con sus vacaciones escolares, son días propicios para acudir al cine. Los expertos de La Voz de Galicia ofrecen aquí tres propuestas de entre los filmes más interesantes que llegan de estreno este viernes a las pantallas de las salas gallegas: un drama asiático actual, una animación de aventuras de la factoría estadounidense DreamWorks y la adaptación de una de las más populares novelas del gran narrador decimonónico francés Honoré de Balzac. Son, por este orden, «Broker», «El gato con botas: el último deseo» y «Eugénie Grandet».
«Broker», un mosaico emocional
por Miguel Anxo Fernández
Cuando en un guion tocas demasiados palos, corres el riesgo de ensordecer al espectador con el barullo, aunque no es el caso del japonés Hirokazu Koreeda (Tokio, 1962), un grande del cine asiático, que en esta ocasión rodó en Corea del Sur con uno de los actores más solventes de aquel país, el omnipresente (para bien) Song Kang-ho, protagonista de Parásitos (2019). Una investigación policíaca intenta en Broker desmantelar una pequeña red que acoge bebés abandonados para venderlos a padres deseosos de adoptar. Sobre estos pilares, compone un mosaico social con numerosas situaciones emocionales a la manera de teselas que van conformando un todo bien acabado para que, eso sí, sea el público el que saque conclusiones. Esa sutil mezcla de asunto policial con comedia amable se pasea por la película con una pericia que solo los mejores saben administrar, con el añadido de toques de road movie que contribuyen a aligerar sus dos horas largas.
Cada personaje tiene una historia detrás que el filme cuenta con breves pinceladas, con un diálogo, con una mirada y a veces con algún que otro silencio. Hay dos coches-base. En uno, la pareja de agentes mujeres comentan con insistencia lo reprobable que es la práctica de abandonar niños, como también traficar con ellos, aunque al final uno se queda con la duda de qué plato de la balanza pesa más. Mientras, en la furgoneta, dos adultos, un bebé y un niño, que no son familia pero (casi) actúan como tal —ahí asoma uno de los temas preferidos de Koreeda: ¿qué es la familia?— y que a ojos del espectador realmente funcionan como si lo fueran. Se cuela entre ambos otra subtrama delictiva sin aspavientos pero bien calzada. Son tantos los matices a seguir que se agradece un cierre como invitando al patio de butacas a que coloquemos las estelas del mosaico a nuestro criterio. Eso, lo que se dice, cine inteligente.
«BROKER»
Corea del Sur, 2022.
Director: Hirokazu Koreeda.
Intérpretes: Song Kang-ho, Gang Dong-won, Bae Doona, Lee Ji-Eun, Lee Joo-young, Bek Hyun-jin, Ryu Kyung-Soo, Kang Gil-woo, Song Sae-byeok.
Drama. 129 minutos.
«El gato con botas: el último deseo», una vida era suficiente
por Eduardo Galán Blanco
Shrek, una de las mejores películas de animación de las últimas décadas, dio para varias secuelas y también para un spin-off, el de El gato con botas, que ya sobresalía con sus gags desde la segunda entrega de los gamberros filmes corales, tan despiadados con la iconografía y los tópicos de los cuentos de hadas. El personaje tuvo su aceptable película hace 11 años y ahora llega la secuela, divertida y ocurrente durante la primera parte; menos ingeniosa e incluso agotadora en la segunda.
Un día de juerga, y tras visitar al médico, el Gato se da cuenta de que ya ha agotado ocho de sus nueve vidas —en la cultura anglosajona son nueve, no siete—. Ante el acoso de la Muerte, encarnada en un enorme y siniestro Lobo Malo —a lo El séptimo sello o el Bardem de No es país para viejos—, que se le aparece en una taberna after hours mientras lame un vaso de leche tras otro, Botas decide enterrar sus atributos —espada, capa, sombrero con pluma y, por supuesto, sus botas— y refugiarse en la casa de una loca dama amable que da refugio a decenas de gatos callejeros. Pero, como ha dejado muchos rastros en su vida libertina —cual Douglas Fairbanks o Errol Flynn—, hasta allí llegan cuatro cazarrecompensas a buscarlo: Ricitos de Oro y los Tres Ositos.
En la primera hora sobran los aciertos plásticos (los escenarios psicodélicos del Bosque Oscuro) y de guion (la secuencia resumen de cómo nuestro protagonista perdió las ocho vidas es un soberbio homenaje a las Silly Symphonies). Pero la segunda deviene en grosero Mago de Oz (duelos a lo Sergio Leone, con el montaje de miradas), más propio de una cinta de superhéroes Marvel que de una evocación de Gustave Doré o de Walter Crane. Esas interminables peleas hacen perder la paciencia a nuestras anteriormente agradecidas mentes adultas.
Como le apunta el perrito faldero al Gato con Botas, «tal vez, una sola vida habría sido suficiente».
«PUSS IN BOOTS: THE LAST WISH»
Estados Unidos, 2022.
Directores: Joel Crawford y Januel Mercado.
Con las voces en V.O. de Antonio Banderas, Salma Hayek, Florence Pugh, Olivia Colman, Wagner Moura.
Animación. 102 minutos.
«Eugénie Grandet», destilando a Balzac
por Miguel A. Fernández
Si se adapta al cine y fielmente a un narrador consagrado del siglo XIX, lo más probable es que el realizador necesite sobrepasar el minutado estándar de un largometraje para que se ajuste a un producto seriado para televisión. Honoré de Balzac, claro, estaría entre estos autores. Su novela Eugénie Grandet, publicada como tal en 1834, después de aparecer por entregas en un semanario, representa la mentalidad de la Restauración francesa (1814-1830). Y lo que hace el guionista de origen senegalés Marc Dugain es subrayar el texto en lo que tiene de relato de mujer que busca independencia y desprenderse del asfixiante yugo al que en parte de su vida la somete su avaricioso padre, el tonelero Félix Grandet. La sinopsis de la obra es bien conocida y de poco vale recordar sus pormenores, porque lo importante es seguir a la infeliz Eugénie, educada en los estrictos valores de la época, con la cuestión emocional y sentimental relegada a un segundo plano, en particular (y en general, entonces) para las mujeres.
Dugain trae el relato a una lectura del siglo XXI a la luz del feminismo y la igualdad. Incluso se permite poner en boca de ella reflexiones claramente anacrónicas para la época —con una representación muy cuidada en lo formal—. Cuesta imaginarse a esta hija única con sus argumentos cuando un abogado le comunica la fortuna que hereda o cuando un pretendiente le expone su interés matrimonial. Ella solo busca romper las cadenas, desprenderse de la mochila que su padre y su tiempo llenaron de losas, y simplemente viajar y conocer otros mundos. Ese aspecto hace que la película ni caiga en el pastiche ni en ese formato inclasificable que algunos llaman grandes relatos. La fotografía se suma al esfuerzo, en un trabajo con interesantes matices: se amolda a las circunstancias emocionales progresando hasta una luminosidad coincidente con el vuelo de Eugénie dejando atrás su pasado. Un Balzac destilado con atinada inteligencia coyuntural.
«EUGÉNIE GRANDET»
Francia, Gran Bretaña, Bélgica, 2022.
Director: Marc Dugain.
Intérpretes: César Domboy, Olivier Gourmet, Joséphine Japy, Valérie Bonneton, Philippe du Janerand, Bruno Raffaelli, Nathalie Bécue.
Drama. 103 minutos.