La gran dama de la escena Meryl Streep, premio Princesa de Asturias de las Artes

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Meryl Streep, en el filme «Memorias de África» (1985) y en la serie «Un futuro desafiante» (2023).
Meryl Streep, en el filme «Memorias de África» (1985) y en la serie «Un futuro desafiante» (2023).

La actriz estadounidense, cuya candidatura fue propuesta por Pedro Almodóvar, dijo que se siente «muy honrada» por el galardón y que está deseando visitar España

26 abr 2023 . Actualizado a las 21:39 h.

Desde su primera aparición en el cine, en 1977, en un papel de escaso peso en un filme de entidad, Julia, de Fred Zinnemann, han pasado más de 45 años. Había hecho antes Meryl Streep teatro con gran éxito, fulgurante, diríase: en 1969, en el universitario Vassar College la eligieron para el papel principal del clásico de Strindberg La señorita Julia, y siete años después fue candidata a los premios Tony por su rol en las obras Recuerdo de dos lunes, de Arthur Miller, y 27 vagones llenos de algodón, de Tennessee Williams. También afrontó algunos trabajos llamativos en televisión como la serie Holocausto, que la convirtió en una auténtica celebridad en EE.UU. y le granjeó un Emmy al papel protagonista. Ocurrió en 1978, el mismo año en que apareció como un discreto ciclón emocional en la película de Michael Cimino El cazador, un concurso especialmente dramático para ella.

Accedió Meryl Streep a este trabajo para, durante el rodaje, poder estar cerca de su amado John Cazale, recién diagnosticado entonces de un cáncer en fase terminal. Tanto que no alcanzó a ver el estreno de aquel mítico título sobre la guerra de Vietnam. Murió a los 42 años tras haber completado la filmación, adelantada, de su personaje, dicen que gracias a la presión que sobre los productores realizó Robert de Niro (que también habría cedido parte de su salario para costearle los seguros médicos). Cazale y Streep se habían conocido sobre las tablas en 1976, mientras encarnaban sus papeles del malvado Angelo y la novicia Isabella, respectivamente, en la comedia shakespeariana Medida por medida en el neoyorquino festival Shakespeare in the Park.

Solo meses después de El cazador llegó Kramer contra Kramer, de Robert Benton, que le dio a la intérprete el primero de sus tres Óscar —este, a la mejor actriz secundaria—. Y ya no paró. No es solo que ostente ahora el récord absoluto de nominaciones tanto a los Óscar (21) como a los Globos de Oro (32), es que se convirtió en una figura familiar, una mujer presente en millones hogares por la hondura y la humanidad de sus interpretaciones en cintas como La mujer del teniente francés (1981), La decisión de Sophie (1982), Enamorarse (1984), Plenty y Memorias de África (1985), Tallo de hierro (1987), Los puentes de Madison (1995), Las horas (2002), El mensajero del miedo (2004), Mamma Mia! (2008), La dama de hierro (2011), Agosto (2013), Florence Foster Jenkins (2016), Los archivos del Pentágono (2017), The Laundromat: Dinero sucio (2019) y No mires arriba (2021).

Es solo una muestra de su capacidad interpretativa y de su talento para elegir trabajos de calado, que han ido construyendo una solidísima carrera alrededor de cineastas tan relevantes como Karel Reisz, Alan J. Pakula, Ulu Grosbard, Sydney Pollack, Clint Eastwood, Stephen Daldry, Jonathan Demme, John Patrick Shanley, John Wells, Stephen Frears, Steven Spielberg, Greta Gerwig, Steven Soderbergh, Adam McKay, Robert Altman, Mike Nichols, Spike Jonze, Curtis Hanson y Woody Allen.

Con 73 años, nadie la discute. Es un icono, gran dama de la escena mundial. Nadie se acuerda de la «nariz gallinácea» que le adjudicaba hirientemente Truman Capote. Ni siquiera hubo debate cuando su compromiso político —que la llevó a apoyar la campaña electoral de Hillary Clinton— desató los ataques de Donald Trump a una actriz que, dijo, estaba muy sobrevalorada. Ahora recibe Meryl Streep una nueva distinción, el Princesa de Asturias de las Artes, que suscita el acuerdo y el aplauso generalizado por, recuerda el jurado, «dignificar el arte de la interpretación y conseguir que la ética y la coherencia trasciendan a través de su trabajo, con la virtud de subrayar que los seres humanos, y concretamente las mujeres, deben latir y destacar a partir de su singularidad, de su diferencia».

Además de reseñar su activismo a favor de la igualdad, el fallo elogia cómo ha desplegado «una carrera brillante encadenando interpretaciones en que da vida a personajes femeninos ricos y complejos, que invitan a la reflexión y a la formación del espíritu crítico del espectador». Y, además, subraya «la honestidad y la responsabilidad en la elección de sus trabajos, al servicio de narrativas inspiradoras y ejemplarizantes», que trascienden el escenario con una «impecable técnica interpretativa, armada únicamente con su gestualidad, voz y mirada».

Streep, cuya candidatura fue propuesta por Almodóvar, se mostró «muy honrada» por la concesión del galardón y dijo estar deseosa de visitar España.