Cientos de seguidores del mítico grupo de metal revenden sus entradas debido al escándalo que rodea a Till Lindemann. La denuncia de una fan irlandesa desató una auténtica cadena de acusaciones a la que se pronto se sumaron decenas de jóvenes alemanas
09 jun 2023 . Actualizado a las 08:19 h.«He decidido vender mis entradas para Berlín. Lo hago con pesar porque me encantaba su música, pero no apoyaré un sistema de sexismo y abusos», publicaba un usuario en redes sociales esta semana, tras conocer el escándalo que rodea a la mítica banda de metal Rammstein. Su líder y cantante, Till Lindemann, ha sido acusado por decenas de mujeres de abusos sexuales y de poder. Una auténtica cadena de solidaridad al estilo Mee Too que comenzó hace un par de semanas cuando una fan irlandesa denunció haber sido drogada en una fiesta con el grupo tras un concierto en Lituania. Tras ella, se fueron sumando decenas de jóvenes alemanas, que han destapado el sistema mediante el cuál el líder de Rammstein elegía a las invitadas a estos eventos. Sus relatos abarcan desde la intimidación hasta la agresión sexual.
El escándalo estalló después de que una fan irlandesa denunciara en redes sociales que había sido drogada por Till Lindemann en una fiesta tras un concierto celebrado en la localidad italiana de Vilna. Una práctica que el vocalista de 60 años tendría como habitual, según se ha podido desprender de las decenas de acusaciones que comenzaron a llegar después de destaparse el primer caso. Por ejemplo, la de la influencer de 21 años Kayla Shyx, que relató cómo fue invitada a uno de estos eventos posconcierto donde solo había chicas jóvenes, algunas con apariencia de haber sido drogadas. Ella consiguió, de acuerdo con su versión, abandonar el lugar, no sin antes haber recibido la ira de la responsable de casting de Rammstein, que según las alegaciones era la encargada de reclutar a las invitadas, a veces bajo falsas premisas, para mantener relaciones con Lindemann.
Un sistema para engañar a las jóvenes
Otras víctimas han relatado cómo se despertaron de un estado de inconsciencia para descubrir que el cantante estaba abusando de ellas o cómo sufrieron dolor y sangrados vaginales después de que mantuviera con ellas sexo violento. Una serie experiencias escalofriantes en las que parece existir un denominador común: la fila cero, la más cercana al concierto. Allí es donde, según una investigación conjunta del diario Süddeutsche Zeitung y la cadena Norddeutscher Rundfunk, tanto Lindemann como sus ojeadores elegían a las víctimas, a las que regalaban entradas e invitaciones a estas fiestas exclusivas después del espectáculo.
En todo este entramado destaca la figura de Alena Makeeva, que fue directora de casting de la gira hasta que su nombre salió a la palestra. Y es que las mujeres afectadas la han señalado como la conseguidora de víctimas para el vocalista. La acusan de engañar a las jóvenes, a veces incluso contactando con ellas por redes sociales, para servírselas en bandeja al vocalista de la banda. Su cabeza es, de momento, la única que ha rodado a raíz del escándalo.
Las consecuencias: de la reventa de entradas a la eliminación de la fila cero
Otra de las consecuencias inmediatas del escándalo ha sido la decisión por parte de la promotora de eliminar la fila cero y las fiestas posconcierto. Incluso el propio gobierno de Alemania ha tenido que pronunciarse, a través de la ministra de Familia, para pedir más protección hacia las mujeres en este tipo de espectáculos. Además, cientos de fans de la banda se han solidarizado con las víctimas y tratan de revender sus entradas para los conciertos de la gira europea, que recalará en Madrid el próximo 23 de junio y el Lisboa el día 26.
Rammstein, por su parte, publicó el pasado fin de semana un comunicado en el apelan a la presunción de inocencia del vocalista: «Condenamos cualquier tipo de abuso y les pedimos que no participen en prejuicios públicos de ningún tipo contra quienes han realizado las acusaciones. Tienen derecho a expresar su punto de vista. Nosotros, la banda, también tenemos derecho a que no se nos juzgue».