J. M. Coetzee: «Cervantes es el escritor que más venero»

Antonio Paniagua MADRID / COLPISA

CULTURA

Coetzee posa junto a su caja de seguridad, en el marco del depósito de su legado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, en Madrid.
Coetzee posa junto a su caja de seguridad, en el marco del depósito de su legado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, en Madrid. Sergio Pérez | Efe

El escritor sudafricano, premio Nobel de literatura, que publica sus libros en español antes que en inglés, cree que el autor del «Quijote» es «el padre y la madre de todos los novelistas»

08 jul 2023 . Actualizado a las 21:38 h.

El escritor sudafricano John Maxwell Coetzee (Ciudad del Cabo, 1940) anda algo reñido con el inglés. Al novelista, nacionalizado australiano, le desagrada que su lengua se haya apoderado del mundo. No en balde, desde el 2018, el autor publica antes sus obras en la traducción española que en su lengua materna. El premio Nobel de literatura del 2003 desconfía de un idioma que transmite una visión del mundo que no comparte y que incluso a veces le parece aborrecible. Quizá por eso, al depositar el pasado viernes su legado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, eligió el castellano. Por eso y también porque considera al autor del Quijote el «padre y madre de todos los novelistas». «Es el escritor que más venero», incidió el narrador.

Coetzee se convirtió así en el primer ganador del premio que concede la Academia Sueca que deja una muestra de su labor en la Caja de las Letras. El escritor se encuentra en Madrid, donde pasa una estancia de tres semanas invitado por el Museo del Prado, el que es su centro de trabajo y deleite hasta mediados de este mes. Después de esos días visitando las salas de la pinacoteca escribirá un texto vinculado al museo, el primero de una colección que se orientará a la indagación de los lazos expresivos entre la ficción y las artes plásticas. En estas primeras jornadas ha mantenido un coloquio con su traductora en español, la filósofa y escritora Mariana Dimópulos. Precisamente, Coetzee depositó el manuscrito de este diálogo en la caja 915 de la cámara acorazada del Instituto Cervantes.

«No me imaginé que terminaría mi visita en la cámara acorazada de un banco, rodeado de los recuerdos de grandes escritores de la tradición española. Está claro para todos ustedes y también para mí que mi presencia aquí es un accidente», aseguró el novelista. Pese que a Coetzee no pertenece a la tradición literaria española, «salvo en un sentido espiritual», agradeció a la dirección de la institución dirigida por Luis García Montero el gesto de «guardar generosamente un recuerdo» de su quehacer.

Imaginario hispánico

Es cierto que la escritura de Coetzee no pertenece al imaginario hispánico. Sin embargo, mantiene un idilio con el español y Latinoamérica. El polaco, su última obra de ficción, apareció en Argentina y Australia antes que en Gran Bretaña o EE.UU. El simbolismo de publicar en el sur antes que en el norte es toda una declaración de principios de un creador que de joven leyó mucha poesía en español y cayó rendido ante los versos de Pablo Neruda. Coetzee entiende el español leído, pero por ahora es incapaz de hablarlo.

En consonancia con el pensamiento del sudafricano, que abomina del imperialismo cultural anglosajón que decide desde el hemisferio norte lo que se acaba leyendo en el mundo, García Montero apostó por un español que sea la «lengua de una globalización alternativa». Para el director del Cervantes, el español ha de ser el idioma «en el que tiene sentido decir democracia, solidaridad o compromiso». Según García Montero, la relación con nuestro propio idioma ha de ser crítica, sin vestigio alguno de resabios coloniales: «Desde el Instituto Cervantes trabajamos en favor de que el español sea la lengua de una globalización alternativa, humana, democrática, respetuosa, atenta a la diferencia, a la defensa de los derechos humanos, a la pelea contra las desigualdades. Para el director del Cervantes, Coetzee es uno de los grandes escritores de la literatura universal y contemporánea.

Al acto también acudieron el presidente del patronato del Museo del Prado, Javier Solana; el subdirector del Prado, Andrés Úbeda; y la editora de la revista británica Granta Valerie Miles. «Nuestro invitado nos ha regalado una conferencia preciosa hace dos días. Nos tiene que dejar todavía un texto de sus sentimientos de haber vivido en el Prado», dijo Solana, que aseguró que con esta iniciativa se intenta conjugar la belleza de la escritura con la de la lengua.