«Elemental», una comedia romántica con el sello de Pixar

Iker Cortés MADRID / COLPISA

CULTURA

Fotograma del filme «Elemental».
Fotograma del filme «Elemental».

Visualmente espléndida, la película dirigida por Peter Sohn insiste en temas que la casa de «Toy Story» ha tocado a menudo, eliminando el factor sorpresa

11 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La inmigración, la xenofobia, el miedo al desconocido, la búsqueda de la identidad, la autoexigencia o las expectativas que los padres depositan sobre sus hijos son asuntos que Pixar ha tocado en películas recientes como Soul o Red. Y ese, quizá, es el gran problema de Elemental, la nueva película de la compañía, que llegará a las salas de cine este viernes. Dirigida por Peter Sohn (Nueva York, 45 años), está ambientada en Ciudad Elemento, donde conviven los residentes de Fuego, Agua, Tierra y Aire, sigue los pasos de Candela, una ingeniosa y temperamental joven, que se ha preparado durante años para hacerse con las riendas del establecimiento que sus padres abrieron nada más mudarse a un barrio de inmigrantes cerca de la gran ciudad. No lo tendrá fácil porque Candela se enciende y acaba estallando ante casi cualquier conflicto.

Precisamente, a raíz de uno de ellos, conoce a Nilo, un funcionario de agua, divertido y sentimental, que acabará poniendo a prueba sus creencias sobre el mundo en el que viven, en una comedia romántica con el sello del estudio de Toy Story. Contaba Sohn en un coloquio hace unas semanas en Madrid, que fueron dos los motivos por los que nació la película. Por un lado, una obsesión que tenía desde pequeño con la tabla periódica de los elementos; por el otro, la historia de superación de sus padres, que habían emigrado de Corea del Sur a un barrio del Bronx en Nueva York. «Cuando hablé de ello con Pixar me dijeron que tenía que contar la historia con los elementos de la tabla periódica, pero como me parecían complicados y poco simpáticos, rápidamente pensé en los cuatro elementos básicos de la naturaleza».

Visualmente, la cinta es espléndida y no se le puede poner un solo pero. Una vez más la desbordante imaginación da vida a un mundo deslumbrante en el que buena parte de la magia está en ver cómo interactúan los distintos elementos entre sí. «Antes incluso de tener la historia y los personajes, ya nos pusimos a investigar y a elaborar una lista de usos para el agua y el fuego. Pronto vimos que aplicando fuego a la arena se logra cristal, o que el agua a altas temperaturas se evapora, y se trataba de ir aplicando eso a los personajes», relata Sohn, que pronto desechó la idea de que Candela usara su esencia como una superheroína. «No estaba mal, pero aquello no te conectaba con el personaje y no sentías nada», incide.

Controlar el fuego

El director sostiene que el mayor reto fue diseñar a Candela. «No pudimos crear la ciudad hasta que no supimos qué aspecto tenía ni cómo se movía», afirma. Para colmo de males, una vez activaron el fuego, «parecía un personaje de El señor de los anillos. Te cansabas de tratar de controlar el fuego, hasta que aprendimos a caricaturizarlo y ya pudimos crear una ciudad en el que las cascadas o el viento afectaran al personaje. Tenía ganas de vomitar cada día del estrés», confiesa divertido.

Bastante más predecible resulta una trama por la que Pixar ya ha transitado en anteriores ocasiones, lo que hace que el factor sorpresa se pierda un poco en un filme que apela a las emociones y que tiene mucho que ver con los orígenes del cineasta. «Crecí en una familia en la que no se hablaba mucho de los sentimientos. Me peleaba mucho con mi madre y cuanto mayor me hacía, más duro me volvía. Ella nunca quiso que estudiara arte pero no sabía por qué», explica Sohn. Un día descubrió que su madre también dibujaba pero que como en casa no había mucho dinero tuvo que dedicarse a otros quehaceres. «Empecé a llorar porque era una artista increíble y comencé a abrirme y a conectar con mi madre. Esa vulnerabilidad y esa compasión me han ayudado a tender puentes», dice.

Así es como Nilo se relaciona. «Es un tipo transparente, que llora cuando lo necesita porque no puede esconder las emociones». Con Nilo también se las vieron y se las desearon para diseñar el personaje. «Hasta que no le metimos burbujas, parecía un monstruo de gelatina. No sé si volvería hacer algo con agua», reconoce provocando risas entre los asistentes.

A lo largo de la historia también se aborda el asunto de la búsqueda de la identidad y de cómo se procesa cuando uno se muda o se cambia de país. El propio Sohn afirma que cuando era un joven de origen coreano viviendo en el Bronx de Nueva York se sentía «avergonzado» de su país y «no quería saber nada» de sus raíces. «Pero en algún momento, nace un sentimiento de orgullo por tu cultura y ese es un poco el viaje que hace Candela», concluye.